Locos por las dos ruedas

Para el verano, la primavera, el otoño y el invierno. Las bicis son para todas las épocas del año. O si no que se lo digan a Mario, Raúl, Israel, Manuela, Omar, Arturo o Pablo. Un grupo de amigos parameses que han hecho de las bicis clásicas una pasión. Clásicas porque tienen más de 45 años y pasión porque ellos se encargan de conseguir cada detalle y de la restauración a la que dedican muchas horas de su tiempo libre. Cada una de las bicicletas que han puesto a punto entrañan historias que de otra forma se hubieran perdido en el rincón de cualquier garaje.

Al primero que le picó el gusanillo fue a Israel Mateos, que recuerda el contacto con una bici clásica cuando sólo era un niño. De aquellas pensó que «era un trasto» sin ser consciente de que con los años aquel pensamiento le llevaría a hacerse con una bici vieja y algo destartalada para terminar puliendo un diamante en bruto. Raúl Rodríguez, como bromea su padre, «empezó por culpa del peluquero», que es Israel. «Se hizo con una de un pariente y la comenzó a arreglar». Arturo es otro de estos amantes de lo clásico que tras ver a sus amigos no quiso quedarse atrás, al igual que Mario que está terminando su primera bici restaurada, o como Manuela, que va por la tercera.

Este grupo tiene cantera. Iñaki, con apenas 7 años ya presume de bici clásica. A su corta edad entiende de pedales y los que monta tienen 30 años. Fue la bici con la que aprendió su madre.

Pero esta pasión no se ha quedado sólo en los talleres y los ratos libres de este grupo de amigos de Santa María de Páramo. El año pasado Mario organizó el primer Ciclofest con cabida para bicis clásicas, custom —hechas desde cero— y fixie, que son muy ligeras, coloridas y sin freno. De hecho, Pablo tiene una de este tipo. El cuadro suma más de 30 años y lo demás en producto de su imaginación.

Para no perder esta idea, este año la quedada del Ciclofest volverá a repetirse en Santa María del Páramo el próximo 5 de julio. Mario Ramón es el impulsor de esta iniciativa. «Es un evento donde priman los detalles», asegura el organizador que está terminando de perfilar su bici para la cita, que además busca una novedad para el pueblo y la provincia. El único requisito es que las bicis clásicas tengan más de 45 años, las custom o las fixie pueden ser compradas, aunque son muchos los que participan con ‘vehículos’ ideados, construidos o restaurados por ellos mismos.

El Ciclofest también cuenta con premios que galardonan la originalidad, la antigüedad y la imaginación, que por otro lado son las claves de esta laboriosa afición. Como novedad en esta edición serán los participantes quienes valoren las mejores bicicletas.

En la primera, Raúl e Israel subieron al podio y Manuela se alzó con el premio del público. Un concierto pondrá este año el broche de oro a esta iniciativa. «Lo mejor es el ambiente que se crea y la compañía de la gente en la concentración, en la que tienen cabida todas las edades», asegura Mario Ramón.