Diario de León
Publicado por
F. JÁUREGUI
León

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Las cifras de empleo/desempleo/afiliación a la Seguridad Social pueden ser objeto de análisis desde los más diversos puntos de vista. A veces, según quién sea el analista, si un alto funcionario del Ministerio de Fátima Báñez o un sindicalista, daría la impresión de que estamos viviendo dos realidades diferentes, casi opuestas. Y, sin embargo, son distintos perfiles de una misma constatación: se están creando puestos de trabajo, pero son puestos de trabajo ‘diferentes’, menos consistentes, menos duraderos.

De manera que parece que el tejido laboral español cada vez se va pareciendo más al estadounidense, pero con el inconveniente de que existe menos oferta laboral que en los Estados Unidos, donde perder el puesto de trabajo no es una tragedia, porque en breve acabas encontrando otro, quizá peor. Pero siempre se mantiene la esperanza de esa movilidad laboral que en España no tenemos garantizada.

En España nos hallamos ante una auténtica ‘revolución emprendedora’, un ‘boom’ de jóvenes y no tan jóvenes que, por vocación, por amor a la aventura o por pura necesidad, tratan de poner en marcha su propio ‘emprendimiento’. Es decir, crean su puesto de trabajo y quizá el de algunas personas en su entorno, a base de enormes sacrificios, de fuerza de voluntad, de tesón y, desde luego, de entusiasmo. Y son estas gentes, que se dan de alta como autónomos, que no se resignan a sentarse a la puerta de sus casas a ver si un día les llegan oportunidades, las que están haciendo evolucionar el país y, desde luego, coadyuvando a esos datos de paro esperanzadores que nos llegan mes tras mes, siempre cuantitativamente mejores que los de hace algunos años, aunque también, es cierto, cualitativamente más desesperanzadores.

Tengo la creciente impresión de que el retorno a la situación anterior ya no es posible: el trabajo para toda la vida dentro de una empresa que dura toda nuestra vida es una utopía. Quizá convenga mirar la botella medio llena, quizá medio vacía. Elija usted su propio plan de prioridades. Yo, personalmente, creo que hay que acostumbrarse a que el futuro nunca volverá a ser lo que era.

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