Diario de León

historias sin final

Falcó y el último muerto de la Cóndor

El piloto republicano acaba de morir en Francia. Uno de los últimos supervivientes de la guerra. Hasta hace poco, llevaba flores al monolito de un antiguo combatiente alemán. La historia deja un interrogante en León

Desfile al final de la guerra en el centro de León, con un avión colocado a la puerta misma de la Diputación Provincial.

Desfile al final de la guerra en el centro de León, con un avión colocado a la puerta misma de la Diputación Provincial.

Ponferrada

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León no apareció en la sección de obituarios al hablar de Josep Falcó, uno de los ases de la aviación republicana durante la Guerra Civil, que falleció el pasado mes de mayo en Toulouse (Francia), a los 97 años de edad. En su hoja de servicios, el piloto catalán siempre reflejó el derribo del avión de Hans Nirminger, el que se considera el último muerto de la Legión Cóndor en su campaña española.

Oficialmente, el joven alemán falleció el 11 de mayo de 1939 en León durante un entrenamiento, cuando ya había acabado la guerra. Sin embargo, Falcó mantuvo que, en realidad, fue en un combate cerca de la localidad gerundense de Vilajuiga donde estaban concentrados los últimos 30 aviones de la República con el objetivo de pasar a Francia, el 6 de febrero de ese año, cuando aún no había finalizado el conflicto. Esa mañana, según Falcó, derribó dos Me-109, uno pilotado por Nirminger. Se apoyaba en que, tras el combate, él mismo encontró entre los restos de uno de los aparatos un carné de paracaidismo a su nombre. El otro piloto de la Legión Cóndor que murió en el enfrentamiento fue Friederich Windemuth, al que los nazis sí situaron como lugar de su muerte el pequeño pueblo del Ampurdán.

Pero sólo un pequeño monolito a las afueras de Vilajuiga recuerda a este último. «Aquí cayó el 6.2.1939 en la lucha por una España nacional Friederich Windemuth, nacido el 27.5.1915 en Leipzig». De forma sorprendente, siempre ha tenido amapolas rojas, sin que nadie supupiera durante mucho tiempo quién las depositaba. Incluso hubo vigilancia en la zona por temor a que fueran grupos de extrema derecha. Y hasta se quiso retirar de la carretera con la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica.

La incógnita se despejó en el año 2009, cuando Josep Falcó confesó en una entrevista en La Vanguardia que era él. Con 92 años, dio detalles del ataque y las razones de aquellas flores. «Mi padre, que pasó un año en un campo de concentración en Málaga y cuatro en la cárcel de Figueres, hubiera querido derribarlo, pero se lo impedí. No es un monumento fascista sino la lápida de un soldado muerto en la guerra. Los rojos hemos dado muestras de no ser revanchistas, queremos la reconciliación», contestó al periodista Josep Playa.

En aquella entrevista, Falcó dijo más todavía: cómo otros dos pilotos republicanos enfilaron el camino a Francia y cómo él se topó con los dos messers. «Más que un combate fue una masacre, ya que sólo cuatro aviones llegaron a despegar y el resto fueron destruidos».

Él, según su propio relato, se encontró con los dos aparatos de la Legión Cóndor de frente. Tras un intenso intercambio de disparos, tuvo la certeza de haber dado a uno de los pilotos, y cuando ya había virado para tomar la dirección de la frontera vio que otro avión alemán perseguía y remataba a un Grumman, casi a ras de suelo. «Me puse a la cola del messer y no paré de dispararle hasta que le di, aunque a mí me obligó a una fuerte maniobra para no chocar, y el giro obstruyó la llegada de combustible al motor. Tuve que aterrizar en una viña», explicó.

Josep Falcó murió en su casa francesa el pasado 10 de mayo, «en el país que le acogió y donde recibió el unánime reconocimiento de aviadores e investigadores», señaló el teletipo de la agencia Efe que dio cuenta de su muerte. En la información, que tomaba como fuente la Asociación de Aviadores de la República, también citaba el derribo del avión de Nirminger. «En su última acción el 6 de febrero de 1939, derribó sobre el mismo campo de Vilajuiga (Girona), dos Me-109. Eran los 6-96 de Hans Nirminger y el 6-98 de Windemuth Heinrich, antes de exiliarse a Francia el día 10 de febrero de 1939».

Manuel González Álvarez, leonés y uno de los grandes conocedores del paso de la Legión Cóndor por la base de La Virgen del Camino, a la que dedicó su tesis doctoral en 2006, confirma que Nirminger fue el último caído de la misión germana de Hitler. «Falcó dice haberlo derribado en el frente catalán, pero en los documentos de la Cóndor que tengo figura como muerto en accidente en León», remarca.

No hay imágenes de Nirminger. Era casi un recién llegado a España cuando se estrelló. Prestaba servicio en el 1/J/88 (primera escuadrilla de caza). Sargento, el 2 de febrero de 1939, cuatro días antes de su muerte, según Falcó, obtuvo su primer y único derribo en España. El que hizo el 306 de la Legión Cóndor, según datos aportados también por Manuel González.

La última revisión sobre la presencia de la Legión Cóndor en la Guerra Civil se ha escrito en Alemania, y ya ha sido traducida en España el pasado mes de mayo. Es de la historiadora Stefanie Schüler-Springorum, catedrática en la Universidad de Berlín. También cita a Hans Nirminger como el último muerto de la Legión Cóndor en España y lo atribuye «a un vuelo de entrenamiento». Lo data, como la versión oficial, el 11 de mayo de 1939 y da a entender, sin citar expresamente a Nirminger, pero sí nombrándolo en el contexto, que algunos de los últimos accidentes de la Legión Cóndor pudieron estar relacionados con el alcohol. «La mayoría de los accidentes en los que probablemente intervino el alcohol son mucho menos gloriosos, sobre todo porque no sólo afectaron al número de efectivos de la Legión, sino que diezmaron sensiblemente su parque de vehículos».

Internet tampoco es ajeno a la controversia. De las 430 entradas en las que aparece el nombre de Hans Nirminger, casi todas atribuyen su muerte al enfrentamiento con Falcó.

Con todo, lo único que llegó a confirmar la Legión Cóndor es que Nirminger sí estuvo en aquel combate cerca de la frontera con Francia, pero nada más.

Falcó, que realizó durante la Guerra Civil más de 366 horas de vuelo y participó en 20 combates, también intentó responder a esa pregunta. ¿Por qué dos versiones, una antes de acabar la guerra y otra tres meses después?. «Los alemanes no podían aceptar que un mosca tumbara dos messers», dijo a La Vanguardia. En León hubo también una lápida para Nirminger, pero desapareció en los años 80, sin que nadie se diera cuenta.

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