Diario de León

MISIÓN HUMANITARIA

Una leonesa en el núcleo del ébola

Manuela Cabero Morán, natural de San Cristóbal de la Polantera, pasó cuatro semanas en Sierra Leona con Cruz Roja española para poner en marcha el centro de tratamiento del ébola en Kenema. «Voy a volver, seguro»

La doctora Manuela Cabero supervisa los planos de distribución del centro sanitario para el ébola

La doctora Manuela Cabero supervisa los planos de distribución del centro sanitario para el ébola

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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La epidemia de ébola se sigue extendiendo en Sierra Leona. El personal local de Cruz Roja recoge los cadáveres de personas que han fallecido por el virus. Se ha decretado la cuarentena en tres nuevos distritos. Faltan plazas en centros sanitarios para atender a la población infectada. Y tampoco hay bofetadas para irse de misión humanitaria a África occidental.

El ébola se ha cobrado casi tres mil vidas en Sierra Leona, Guinea Konakry, Nigeria y Liberia y se calcula que más de seis mil personas están infectadas por el virus que, hasta la primavera pasada, no se había detectado más allá de África central. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en noviembre puede haber 20.000 personas infectadas en África occidental.

«No hay sueros milagrosos», afirma la médica leonesa Manuela Cabero Morán, afirma mientras sigue de cerca el triste desenlace del médico y misionero leonés Manuel García Viejo. «Me causa una inmensa pena que se haya infectado después de tantísimos años de servicio y nos indica que han estado trabajando en situaciones límite sin saber si tenían ébola o no», afirma.

Manuela Cabero ha conocido la situación sobre el terreno como integrante de la delegación de Cruz Roja Española que ha puesto en marcha el segundo centro de tratamiento del ébola en Sierra Leona, concretamente en la ciudad de Kenema. «Había gente que se estaba muriendo en los pueblos sin saber que tenían ébola, contaminando a otras personas», afirma. Durante cuatro semanas ha conocido de cerca las caras del miedo al ébola al tiempo que Cruz Roja Española desplegaba los dispositivos sanitarios, de atención y prevención.

Hay otro centro de Médicos Sin Fronteras, el primero que se abrió. En total, unas 140 camas. Se necesitan al menos un millar. Se trata de que los enfermos de ébola no se mezclen con otras personas para evitar al máximo los contagios.

Cuando dejó el país obligada por los plazos que dan al personal expatriado para permanecer en las zonas afectadas por el virus —no más de tres semanas— tuvo claro que «hay que volver» porque «no hay personal sanitario suficiente» como tampoco para ocuparse del agua potable y del saneamiento. Tres aspectos que son fundamentales en la cadena de medidas para evitar los contagios. «Cruz Roja ha hecho un llamamiento en todas las sociedades nacionales porque hace falta personal», subraya.

En el tiempo vivido en Sierra Leona ha comprobado que el ébola «no lo pueden abordar por sí solos, la humanidad entera y no sólo África tiene que involucrarse», recalca. La precariedad sanitaria la vieron al comprobar que los pacientes de ébola estaban mezclados en los hospitales con personas afectadas por otras patologías corriendo «un grave riesgo».

Una de las estrategias básicas para luchar contra el ébola es «garantizar una circulación de pacientes adecuada». Es la manera de evitar contagios. «En Kenema son 26 sanitarios muertos, es una cifra inasumible, hay miedo y huyen», explica.

Proteger al personal sanitario es el primer freno a la epidemia. Los trajes buzo que utilizan los profesionales que entran en contacto directo con las personas infectadas no son la única barrera. Hay un protocolo de intervención estricto.

El Centro de Tratamiento del Ébola (CTE) cuenta con todas las áreas necesarias para realizar desde el triage de los pacientes al aislamiento y posterior tratamiento hasta su recuperacion; así como con las instalaciones de agua y saneamiento básico. Toda la infraestructura está basada en tiendas de campaña (42m2) y construcciones temporales de madera y chapa de zinc, con una superficie total de 10.000 m2.

La atención a los pacientes infectados consiste en hidratación y paracetamol como antitérmico. No hay más medicamentos. No hay existencias del famoso Xetamac, conocido como suero milagroso, ni tampoco está probado que sea eficaz. La doctora Cabero es tajante: «Es una sustancia derivada del tabaco que no está probado, no se tienen los ensayos clínicos pertinentes».

«Se ha hecho un uso compasivo del suero con pacientes que estaban muy graves», matiza. Recuerda que la enfermera que no viajó a España con el sacerdote Miguel Pajares, fallecido en el hospital Carlos III, se recuperó con esa misma receta: Hidratación y paracetamol. «Su propio sistema inmunitario respondió».

La diferencia entre estar atendido en África y en Europa es que allí «ante un fallo renal no pueden ser dializados, ni tampoco suplir con máquinas un fallo respiratorio. En nuestros hospitales, sí».

El ébola es una enfermedad hemorrágica. Los primeros casos se detectaron en 1976 en la República Democrática del Congo con la llamada cepa Zaire, la más letal hasta la fecha. Se han descubierto otras cuatro cepas. Se contagia por todos los fluidos corporales. En África occidental nunca hasta ahora había existido.

La doctora Manuela Cabero Morán es anestesista y ha ejercido gran parte de su vida profesional en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo hasta que fue obligada a jubilarse. Es vicepresidenta de Cruz Roja Española y tiene una larga trayectoria como voluntaria en misiones internacionales en Kosovo, Irak y otros países en conflicto.

En Sierra Leona también había estado. El país lo ve más o menos igual. La gente convive con el drama del ébola. La gente sala a la calle para vivir con sus pequeños puestos callejeros. La vida continúa. Pero hay lugares donde se palpa el miedo, sobre todo en los centros sanitarios: «El diagnóstico de ébola se vive como una sentencia de muerte. De los días que hice clasificación recuerdo a un hombre de 42 años que se desmoronó cuando fue pasado de la primera clasificación a la segunda. Por más que el sanitario local que me acompañaba le intentaba consolar en su propio idioma, el mendi, es muy duro. Ese hombre el día anterior estaba picando en una carretera. No todo el mundo se muere pero se te cae el alma a los pies», comenta.

Por el territorio se extienden los controles militares para impedir que la gente salga de los distritos en alerta. «Con 38ºC de fiebre no nos hubieran dejado llegar a Freetown», subraya la doctora Cabero.

Durante los días que permaneció en el país llegó a ver entre 100 y 120 pacientes en clasificación en una jornada. «Unos días daban positivo seis personas y otros 18, era muy variable», aclara.

No tuvo dificultades para adaptarse al buzo. «Es incómodo pero lo tolero muy bien», explica. En cambio, el enfermero holandés que entraba con ella a hacer la visita en la zona de alto riesgo «perdía dos litros de líquido por el sudor» en los 45 a 60 minutos de consulta.

El proceso de desvestirse «es muy largo y farragoso», añade. El folio y el bolígrafo con el que toman nota de la evolución de los síntomas de cada paciente nunca salen de la zona de alto riesgo. Una persona en la zona de bajo riesgo toma nota y apunta lo que se le dicta de cada paciente. La labor de aislarse del virus requiere método y paciencia. Y también un importante gasto: cada buzo cuesta unos 80 euros y todo es desechable excepto las botas, los mandilones y las gafas.

El ébola se contagia a través de las secreciones: saliva, heces, sangre, vómitos, sudor... «Cuanto más enferma está una persona más posibilidades hay de contagio», precisa. «Por el aire no se transmite», indica la doctora que considera que en el mundo occidental y en España en concreto se han creado «alarmismos infundados» al aislar un hospital entero como el Carlos III como medida preventiva.

En África, además de la atención directa se prioriza la labor preventiva «basada en un buen conomimiento de la enfermedad por parte de la población», indica Cruz Roja Española. En torno a 1.800 voluntarios de la Cruz Roja de los cuatro países afectados están trabajando activamente en el operativo frente al Ébola, apoyados por 170 delegados internacionales.

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