Diario de León

de serenos y policías

Los vigilantes de la historia

todavía le quedaban unos cuantos años al siglos xix cuando dos extraños sucesos perturbaron la tranquilidad de Astorga. Dos misteriosos robos fueron la gota que colmó el vaso para crear el cuerpo de serenos, el embrión de la policía local

Desde el inicio la Policía Local se integró en la vida de la ciudad. En la imagen de la década de los 70, un agente vigila los festejos.

Desde el inicio la Policía Local se integró en la vida de la ciudad. En la imagen de la década de los 70, un agente vigila los festejos.

Publicado por
A.G. VALENCIA
León

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Tienen tanta historia que su nacimiento se remonta a mediados del siglo XIX. Fue en 1847, como narran las actas municipales de aquel entonces, cuando nació el Cuerpo de Serenos de Astorga, ese que fue el embrión de lo que hoy conocemos como la Policía Local, una de las más antiguas del Noroeste peninsular y de la comunidad, según recogen las crónicas.

Los libros de Actas del Ayuntamiento de la ciudad bimilenaria y el trabajo y los apuntes que después añadió el que fuera cronista de Astorga, Martín Martínez, señalan el nacimiento de este cuerpo de seguridad en febrero de 1847. En aquel momento, hace ya 168 años, aún no se había creado el cuerpo de vigilancia nocturna. Fue necesario que ocurrieran hechos que impresionaran a la ciudad para poner la primera semilla. Según los textos originales, aquellos acontecimientos fueron dos robos misteriosos realizados en el centro de la localidad, concretamente las crónicas los sitúan en la plaza Mayor, «en los comercios de la propiedad de Doña Lucía Prieto y Don Antonio Benito López, hechos que dieron lugar a que el Ayuntamiento hiciera lo posible para evitarlos». La historia sigue contando que lo acontecido llevó a un concejal, también comerciante, Guillermo Iglesias, a que propusiera en la sesión celebrada el 21 de enero de 1847 que «a fin de evitar en lo posible estos sucesos se debiera dotar a la ciudad de alumbrado público y la creación de un cuerpo de serenos vigilantes».

Y, así fue. La moción fue acogida por unanimidad por todos aquellos ediles del siglo XIX acordándose reunir a la vecindad para que se nombrara a una persona por cada gremio para que de acuerdo con la corporación municipal se estudiara la forma más conveniente y se arbitraran los recursos económicos que se debían abonar a los serenos y sufragar los gastos ocasionados, disponiéndose previamente de gravar los artículos con el precio que fijase el Ayuntamiento. Finalmente se acordó que los serenos empezarían a prestar servicio el día 1 de febrero. Y así, y con la evolución que marca el tiempo, hasta hoy convertida ya en Policía Local.

En las actas se recoge que «en la sesión del 25 de enero de 1847 se acordó instruir expediente y remitirlo a la superioridad», dándose además comisión a los concejales para la contratación de cuatro capotes, cuatro lanzas, cuatro faroles y cuatro silbatos. Así arrancó, presumiblemente con un uniforme similar, aunque quizá anterior, al que recoge la imagen superior y que se cree que perteneció al cuerpo de serenos de León.

En aquel entonces para dotar a los cuatro hombres que fueron bautizados como los cuatro serenos se invirtió, según se lee en el acta de la sesión del día 12 de febrero de 1847, 689 reales, 172, 25 pesetas. El cuerpo ya llevaba funcionando algo menos de quince días, desde el primero de mes, después de haber sido elegido para tal cometido Lorenzo Alonso, Guillermo García, Miguel Pérez y José López, siendo ellos los primeros ‘policías locales’ con los que contó Astorga. Aquel año, el Ayuntamiento acordó además asociarse a igual número de contribuyentes que el de concejales, y el 12 de abril se llegó al acuerdo de imponer un maravedí en cada artículo que se consumiera. Concretamente medio real por cada arroba de azúcar, dos reales por cada arroba de cacao, un real por cada azumbre de vino y otro por cada cántaro de aguardiente.

Un antiguo vehículo de la Policía, delante del Ayuntamiento. DIFUNDIR ASTORGA PRECIOSA

 

Un agente dirige el tráfico a la salida del colegio.  NÚÑEZ Y NÚÑEZ

Comprobado después el importe del servicio en 6.000 reales, unas 1.650 pesetas, se publicó en pregón para subasta con el resultado final de 8.800 reales, comunicándose el resultado al Jefe Político de la Provincia para su aprobación. Así se gestó el embrión de la actual policía local de Astorga, pues desde entonces los serenos pasaron a ser los vigilantes tanto diurnos como nocturnos de la ciudad.

Desde su nacimiento los serenos y después lo que hoy conocemos como Policía se integraron en la vida y en el día a día de la capital maragata. Pronto comenzaron a velar por la seguridad de los vecinos, un cometido que se ha visto inalterado con el paso de los tiempos. Quizá el despegue de los serenos y su conversión en cuerpo de seguridad, tal y como lo conocemos hoy, llegó con la Transición. «Fue cuando los ayuntamientos comenzaron a plantear una policía en base a los criterios de la Democracia», recuerda el actual jefe del cuerpo astorgano, Juan Carlos Rodríguez, quien señala que es a partir de ese momento cuando la evolución se acentúa. «Se dota de recursos materiales y personales y el cuerpo comienza a profesionalizarse», asegura y «es así como tiene que ser», apostilla. Desde entonces el crecimiento ha sido exponencial y ha llegado marcado por el ‘modus operandi’ de las grandes ciudades.

Astorga cuenta en la actualidad con 20 efectivos que siguen tres pilares básicos: el reciclaje entendido como la especialización y el aprendizaje día a día, estando al lado de los vecinos, los recursos materiales y los humanos.

«Ahora la policía local ya no es un cajón de sastre», reconoce orgulloso el jefe local, sabedor de los esfuerzos para lograr el reconocimiento actual. «Reivindicamos nuestro lugar y lo hemos conseguido», dice, a la par que bucea en su memoria de donde aflora una frase que quizá es la que mejor resume el papel de los agentes: «Somos los ojos y los oídos del alcalde». Entiende que son el nexo de unión, pues al policía local es al primero a quien el ciudadano le va a transmitir sus problemas.

«Evidentemente la modernización acorde a los tiempo juega un papel importante», confiesa Rodríguez, que cree que es vital tener un buen sistema de recepción de imágenes para poder actuar en la mayor brevedad posible. «La tecnología también se pone a disposición de la Policía», explica, recordando que antes existían las mismas ganas de trabajar que ahora pero «con muchas más limitaciones». La Local es ese cuerpo cercano y los retos de futuro van por ahí: dar un servicio directo al vecino. Como aquel que nació en 1847.

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