Diario de León

Tedax, siempre alerta

Un grupo especial en la Benemérita

Cinco especialistas conforman el equipo de desactivación de explosivos de la Guardia Civil en León. Su trabajo es desconocido para muchos, pero fundamental para todos

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ETA marcó, sin duda, su historia. Son los Tedax, el cuerpo de la Guardia Civil especialista en detectar, neutralizar y desactivar artefactos explosivos, incendiarios, radiactivos, biológicos y químicos. Su fundación se vio clara cuando en la década de los 70 el terrorismo marcó buena parte de la actualidad nacional empleando artefactos no convencionales a los que las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a dar respuesta. Fue así como surgieron estos equipos.

En León, los Tedax aparecieron en 1981 y el equipo está formado por cinco personas que trabajan por parejas en turnos de 24 horas. El equipo al completo se denomina Gedex, mientras que el Tedax es el especialista de forma individual y el Edex, los dos compañeros que trabajan a la vez, el servicio de alerta al que acompaña el guía de perros que complementa su trabajo.

Su labor es bastante desconocida para la sociedad, pues la realizan con discreción, siempre en la sombra, pero velando por la seguridad de todos. Rastrean lugares conflictivos como aeropuertos o sedes instituionales en busca de una señal de peligro que desactivar. Su misión principal es neutralizar las posibles amenazas.

Para llegar hasta aquí, estos agentes han tenido que pasar un examen y hacer un curso de especialización en Madrid. donde conocen de cerca los secretos de esta profesión durante diez meses. Después. pasan a conocer la realidad de primera mano. Los tedax de León trabajan en toda la provincia —excluyendo la capital, que es competencia del grupo de la Policía— y parte de la comunidad autónoma.







Elementos especiales

Una jornada normal transcurre tranquila realizando labores rutinarias de inspección. Lo primero es comprobar el material con el que trabajan y que guardan a buen recaudo en el vehículo especial que utilizan para desplazarse. En su interior hay herramientas, equipos de iluminación, un robot especial preparado para romper cristales y abrir maleteros, un escudo con el que protegerse de doce kilos de peso y el traje para desactivar explosivos. Este último es quizás uno de los elementos más especiales con los que trabajan los tedax. Pesa algo más de 31 kilos y ponérselo supone todo un ritual. Quien lo lleva va protegido frente a posibles imprevistos, si bien tienen clara una de sus máximas a la hora de trabajar: poner siempre distancia de por medio. Para eso emplean el Miura, un robot especial —como todo lo que hay en este cuerpo—. «Lo principal es la vida de la persona, por eso siempre que podemos trabajamos a distancia», explican.

De hecho el traje es lo último que utilizan y el robot, lo primero. Con él pueden desde abrir un maletero hasta destrozar un coche o trasladar objetos de un lugar a otro.

A diario hacen prácticas con algunos de estos elementos, además de realizar reconocimientos preventivos en lugares como centrales hidroeléctricas o edificios públicos.

Muchas de sus actuaciones están encaminadas a desactivar artefactos de la Guerra Civil que todavía quedan en muchos rincones de la provincia. Por ejemplo, un particular que encuentra una granada, un caso que se repite con cierta frecuencia. Los tedax insisten en que en estas ocasiones es muy importante avisarles, pues manipular estos artefactos sin las debidas precauciones puede tener consecuencias fatales. De hecho, no sería el primer caso de alguien que muere al manejar uno de estos explosivos, por muchos años que tengan. «Los explosivos militares están hechos para perdurar en el tiempo y para resistir condiciones metereológicas de lo más inverosímiles», aseguran.

Desde la Guerra Civil

Apuntan a que lo más seguro es avisar cuando se encuentra un explosivo de este tipo, no tocarlo, señalizarlo en el caso de que esté en un espacio al aire libre y esperar a que ellos acudan. «Vamos, miramos lo que es y lo destruimos. Si no es nada, no pasa nada, lo importante es la seguridad de las personas», insisten, al tiempo que añaden que en la zona norte de la provincia donde hubo frentes aún existen numerosos artefactos de la Guerra Civil.

Mientras ellos relatan cuál es su labor, Unique, el perro pastor belga malinois que forma parte del equipo, no para de reconocer la zona. Junto a él, inseparable, su guía. Ambos conforman una pareja indispensable dentro de este grupo, Al igual que el resto de perros de la Guardia Civil fue adiestrado en una escuela en el madrileño El Pardo y su misión es reconocer las zonas y los itinerarios. Su guía asegura que un perro es mucho más difícil de manejar que un helicóptero. «Es un animal y hay que entenderlo; tiene sus momentos buenos y malos». Para él, su trabajo es un juego y suele estar de servicio alrededor de seis años. «El perro es una herramienta más de lo que hacemos cada día. Aquí se usa todo, si tienes un sexto sentido también», apuntan. Lo importante es que te guste este trabajo.

La mayor preocupación de los tedax es llegar a tiempo y lo curioso es, aseguran ellos mismos, «que siempre llegas tarde» cuando te avisan.

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