Diario de León

polifacético

magic jhonson, muy mítico

el legendario baloncestista ha superado la enfermedad del sida y su figura ha conseguido trascender el mundo del deporte

El gran jugador de baloncesto Earvin ‘Magic’ Johnson, en 2006 y en 1992.

El gran jugador de baloncesto Earvin ‘Magic’ Johnson, en 2006 y en 1992.

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rubén mantilla
León

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El 7 de noviembre se cumplen 25 años desde que el legendario Magic Johnson conmocionó al mundo con el anuncio que estaba infectado por el mortal virus del sida y que dejaba la competición activa ante el rechazo de un grupo de jugadores que no querían correr el riesgo de un posible contagio. Desde entonces, no sólo ha superado a la mortal enfermedad sino que su figura mítica ha transcendido fuera del mundo del deporte para convertirse en un líder dentro de la comunidad afroamericana y de las minorías. Exitoso y multimillonario hombre de negocios y, sobre todo, una voz permanente, junto a su mujer, la inseparable Cookie, en la educación y lucha por ayudar a vencer los efectos devastadores del sida.

En estos 25 años han cambiado muchas cosas en la vida de Johnson. El propio exjugador de los Lakers reconoce que, cuando le confirmaron que tenía sida, lo único que hizo fue llorar y pensar que estaba condenado a muerte. Pero, poco a poco, del dolor, la tristeza y la desolación por la noticia recibida, Johnson fue dando pasos que lo han llevado, no sólo a sobrevivir del mortal virus, sino a ser considerado como un modelo dentro de la comunidad afroamericana y de las minorias.

El jugador que inventó el ‘Showtime’ con Los Angeles Lakers, el mejor espectáculo de baloncesto que haya existido en el mundo de la NBA, tuvo también que renunciar al gran amor de su vida, su pasión, su todo. «Tener que retirarme del baloncesto fue lo más duro que me tocó vivir, sobre todo al ver el rechazo que otros jugadores sintieron hacia mí y que obligaron al comisionado David Stern a decirme que tenía que dejar de jugar», recuerda Johnson con tristeza. «Comprendo la manera de pensar de entonces porque había poca educación sobre la enfermedad».

El día que anunció su retirada todos lloraron, periodistas, comisionado, dueño, directivos, compañeros, aficionados, pero Johnson se prometió asimismo que iba a luchar más que nunca, no solo por sobrevivir, sino ayudar al máximo y a educar a toda la comunidad sobre la realidad del sida.

Precisamente, ese rechazo, y la aceptación completa de Cookie de permanecer a su lado para luchar contra la enfermedad fue lo que lo ha convertido en más leyenda que antes, ahora también como un empresario triunfador tanto dentro de las inversiones de los equipos profesionales, como también en otros campos de la economía. «El camino que he recorrido ha sido increíble y los logros inmensos, pero lo que más me llena es que cada día puedo apoyar a personas que necesitan de ayuda, de comprensión de darles la mano y de entregarme a la comunidad», subraya Johnson.

El pasado verano cuando apareció por última vez en la televisión junto a su esposa fue precisamente para dar otra lección de comprensión humana al hablar, sin ningún tipo de reparos, del «rechazo» que sintió cuando se enteró que su hijo EJ Johnson es homosexual, pero que, al final, su corazón también ha cambiado y ha comprendido que antes que nada es su padre.

Pero nada de lo que le ha sucedido lo hubiese superado sin haber tenido a su lado a Cookie, la esposa que le declaró su amor eterno, sin importar las adversidades, porque dijo que lo hizo no a Magic, la figura pública, sino a Earvin, el joven que siempre quiso cuando ambos se conocieron en su tierra natal de Michigan.

Johnson le ha respondido con una entrega completa a nivel de familia, del hogar, del apoyo a los hijos, y a su trabajo empresarial, además de llevar una vida sana que, gracias a Cookie, también ha podido mantener y permitirle tener una gran calidad de vida.

Desde que le detectaron el virus, Magic Johnson no come carne roja ni consume alimentos fritos. Básicamente ingiere pollo, pescado, verdura y mucha fruta. Además, realiza cuatro horas de ejercicio diario y se somete a exhaustivos controles médicos de forma periódica. Michael Mellman es su medico particular, el mismo que le descubrió que tenía el virus del Sida.

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