Diario de León

Creado:

Actualizado:

Se ha puesto coyunturalmente de moda comparar populismos, equipararlos, como si hubiese ya una definición lo suficientemente acuñada de ‘populismo’. Algunos lo equiparan a contestación a lo ya conocido. Y, entonces, da lo mismo Tsipras que Maduro, Trump que Pablo Iglesias. Y no, no es eso, no es eso.

Me parece que conviene no simplificar demasiado sobre esa nueva era política que lo mismo alinea al septuagenario Trump con Marine Le Pen que con el podemita. Ignoro por qué, tras intentar definirse como comunista, luego socialdemócrata, ahora Pablo Iglesias, en pleno debate interno sobre quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, acepta para sí y los suyos la etiqueta populista. Un debate hasta cierto punto admirable, y lo dice alguien por cuya mente difícilmente pasaría la idea de votarles.

Eso no quita, desde luego, para mostrarles mi respeto. El proceso electoral interno, por ejemplo en Madrid o Andalucía, entre dos líneas que, desde fuera, se han querido simplificar demasiado, situando a una más a la derecha, a otra más a la izquierda, ha sido casi ejemplar. Lo malo es que ese debate queda viciado por algunas demasías. Es el gran activo y el gran problema de Podemos: sus errores en este año agónico que ha vivido la política española han sido clamorosos, como cuando, tras ver al rey, se propuso como vicepresidente, jefe de los servicios secretos, de los medios públicos, de la defensa... Una demasía, vamos.

Pero también ha habido aciertos. De imagen, sin duda. De contenidos también: cinco millones de españoles les han votado porque han sabido canalizar el descontento de muchos, no necesariamente los más desfavorecidos, con ‘el sistema’. Y ahí sí podemos encontrar quizá algún paralelismo con una parte de quienes votaron a Trump. Pero hasta ahí: no es justo, ni veraz, ir más allá en las comparaciones.

Aquí, en casa, ocurre que la izquierda se ha quedado coja y ese debate presente en Podemos es el que falta, y ahora intenta iniciar Javier Fernández, en el PSOE. Pero, pensar que la búsqueda de mensajes nuevos para un electorado cansado pueda tener algo que ver con lo que ha ocurrido en los Estados Unidos me parece, sencillamente, disparatado.

tracking