Diario de León

Selección en busca del equilibrio

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Aunar la calidad en la embestida que caracteriza a los ejemplares de Ibarra con la bravura de los toros de Saltillo. Un equilibrio entre la casta y la emoción y las exigencias de la lidia actuales. Manteniendo por encima de todo la emoción, y cuidando un toro capaz de darlo todo en todos los tercios de la lidia. Es la difícil ecuación que se marcó Fernando Álvarez Sobrado cuando inició su aventura ganadera en la Dehesa de Valdellán. Una de las reservas de los históricos encastes bravos enclavada en la tierra de Campos leonesa.

La aventura comenzó en 2002, cuando compró los derechos de El Castillón. Varió el hierro, la señal de las orejas y la divisa, y formó su ganadería con 80 vacas y 2 sementales de El Hoyo de la Gitana, encaste Conde de Santa Coloma- Joaquín Buendía y Conde de Santa Coloma-Graciliano Pérez Tabernero.

En 1920 Graciliano Pérez-Tabernero compró al conde de Santa Coloma un lote de vacas de línea ibarreña, con importantes porciones de Saltillo. Uno de los sementales tenía el hierro de Marqués de Albaserrada. Esta rama de la familia Pérez-Tabernero conservó el encaste a lo largo del pasado siglo, una de las pocas ganaderías puras de la cabaña brava. En el año 2000 cambió para anunciarse como Hoyo de la Gitana, y la Unión de Criadores de Toros de Lidia certificó la antigüedad entonces.

Dos años después Álvarez Sobrado llevó a cabo los cambios señalados. En 2006 Valdellán debutó con una novillada picada en Vic-Fezensac, y en 2009 con una corrida de toros en La Granja de San Ildefonso. Las plazas grandes plazas francesas y las toristas españolas han sido testigos de su evolución. También ‘su’ plaza de Sahagún, que vio cómo Sánchez Vara indultaba a Paquiro. El pasado mes de septiembre Navarro triunfaba en el desafío ganadero de Las Ventas. El 11 de junio la ganadería leonesa firma un capítulo trascendental en su brillante historia.

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