Diario de León

CANTO RODADO

La naranja y los cachos

Las naranjas son fruta de invierno, aunque en los últimos tiempos se venden por bolsas de a cinco kilos en gasolineras y a pie de carretera en pleno verano. De saldo. Igual que Ciudadanos..

León

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La siempre ‘emponderada’ Inés Arrimadas pronunció una de esas frases lapidarias que dicen lo justo lo contrario de lo que pregonan: «Los pactos se negociarán a nivel nacional, porque no se trata de que nadie pille cacho aquí o allí». Pues justo eso, pillar cacho, a lo grande y sin escrúpulos, es lo que ha hecho Ciudadanos.

El partido se ha puesto a vender sus naranjas a la puerta de las instituciones con tantas prisas como alegrías amargas. Después de sacar adelante un gobierno del PP en Andalucía y ahora sus primeros presupuestos, con el chantaje de Vox, dio el salto a Castilla y León.

Si en la Junta andaluza tenía la excusa de desbancar a un Partido Socialista con demasiado lastre tras más de 35 años en el poder, en Junta de Castilla y León va a encumbrar a la presidencia a un Partido Popular que gobierna desde 1987. Y sin que a Igea se le mueva una ceja, aunque ha tenido que tragarse sapos y culebras después de haberse quitado de en medio a Silvia Clemente en la carrera por la presidencia de la Junta.

La naranja, al calor del verano, se pudre rápidamente. Pero ciertamente, la única novedad respecto a lo que hizo el partido de Rivera en la anterior legislatura, que apuntaló la etapa final de Herrera, es que en esta ocasión la lista más votada es la del PSOE y que Tudanca se ha quedado a verlas venir después de haber tocado el cielo de la Junta, quizá con demasiada prisa y un poco de soberbia.

Ciudadanos ni siquiera dio opción al partido más votado en Castilla y León para negociar una propuesta de Gobierno a pesar de que las Cortes no se constituyen hasta el 21 de junio. Tenía prisa por cerrar el acuerdo con el PP para garantizarse unas cuantas alcaldías en la Comunidad y la fecha límite era ayer.

El mercado de la naranja fue a la baja un día tras otro hasta que Igea cedió a las presiones de Madrid. Del papel que haya cumplido Gemma Villarroel en esta componenda va a depender dónde se situará la concejala en los próximos cuatro años.

Los que se rasgaban las vestiduras contra la España partida son ahora los repartidores de la tarta de la España a cachos. Y sin pudor. Han pasado del feminismo liberal a tapar la violencia de género de un plumazo en Andalucía, rendidos a las exigencias de Vox para aprobar los presupuestos de 2019. Ahora lo llaman violencia intrafamiliar.

Mil mujeres asesinadas desde el 2003 —y las que no se han contado— son una cuestión menor para el partido naranja. Los adalides de la legalidad se pasan por el arco de triunfo el Código Penal, que establece que la violencia doméstica aquella es la que se produce en los hogares entre las personas que conviven. Mientras que violencia de género es la que se ejerce contra las mujeres por el hecho de ser mujeres.

Porque lo malo no es que Vox diga lo que dice de la violencia machista, sino los partidos que pretenden blanquear la ideología misógina para que nada cambie. Ese es el papel que ha asumido Ciudadanos. Y junto a los naranjitos los comparsas de ocasión como el ¿leonesista? Lázaro García Bayón en Villaquilambre, apoyando a un alcalde que votó contra el instituto para su municipio en las Cortes. El divismo y los intereses personales de una vieja gloria pone en entredicho la independencia y resistencia de la UPL, que ha sido premiada por el electorado.

Las viejas guardias de la vieja política se han rearmado para pillar cachos a cualquier precio, señora Arrimadas. Pero el zumo de naranja nos lo van a exprimir a toda la ciudadanía. ¿Que otra cosa se puede esperar de quienes defienden el altruismo de las pobres para traer criaturas al mundo a las ricas y ricos?

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