Diario de León

Oscar con acento iberoameriano

Muchos fueron llamados, pero muy pocos los elegidos. Pese a no conseguir la estatuilla de Hollywood, salvo en honrosas excepciones, la presencia de de Iberoamérica en los Oscar cobra mayor relevancia en cada convocatoria. Este año hace historia

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MANUEL CARRETERO | textos
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Cosas de Hollwywood: después de ser descartado como opción al Oscar a la mejor película extranjera en la edición del 2003, Ciudad de Dios se ha convertido, con cuatro candidaturas, en el filme brasileño más reconocido de todos los tiempos en los Oscar. Brasil había propuesto este año al filme Carandirú para mejor película extranjera, pero ni apareció en las listas, por lo que la sorpresa fue mayúscula cuando la película de Fernando Meirelles le llevó a competir como mejor director. Además, este crudo relato sobre violencia y drogas en una de las más peligrosas barriadas de Río de Janeiro, opta al Oscar de mejor guión adaptado (Fernando Meirelles y Braulio Mantovani), mejor montaje (Daniel Rezende) y mejor fotografía (César Charlone). En su primera reacción, el propio director afirmó desde Londres -donde se encontraba rodando su próximo filme, El jardinero fiel - «ahora sí que se han vuelto locos en Hollywood». «Pero ¿desde cuándo una película brasileña es candidata en categorías tan técnicas como fotografía o montaje?», se preguntaba Meirelles sobre su película, que casi no cuenta con actores profesionales y cuyos protagonistas viven aún en la favela carioca del mismo nombre. Hasta ahora, el filme brasileño que había obtenido más candidaturas en los Oscar fue Estación Central , de Walter Salles, que en 1999 fue una de las cinco postuladas a la mejor película extranjera. Abriendo camino Quien comienza a ser un habitual en los Oscar es el actor puertorriqueño Benicio del Toro, ganador como mejor actor de reparto en 2000 por Traffic , y nuevamente candidato en esa categoría por 21 Gramos , del director mexicano Alejandro González Iñárritu. En 21 Gramos , Benicio del Toro da vida a Jack , un hombre con un pasado delictivo y que en su afán por reconciliarse con la vida, cuando está en la cárcel, se convierte en un fanático de la palabra de Dios. Sin embargo, un accidente lo enfrentará nuevamente con la más cruda realidad. Del Toro habla de una película «humana, fuerte. Las películas de acción matan a miles en la pantalla y tú sales del cine contento, pero ésta te pone a pensar». l actor puertorriqueño asegura que la comunidad cinematográfica de EE.UU. se ha mostrado sorprendida por la cantidad de talentos que están surgiendo en la cinematografía mexicana. «La gente que estamos en el cine la llamamos una mexican wave , una ola de talento impresionante que podría ser importante y en México tienen tres o cuatro directores y escritores que están rompiendo camino para todos los latinoamericanos». Documental daliniano El cartel de candidatos latinos en la 76ª edición de los Oscar se completa con un corto de animación y un documental. El primero de ellos es ciertamente significativo, puesto que, en este año en que se celebra el centenario de Salvador Dalí, su talento surrealista, unido a la magia de Walt Disney, optará al Oscar con el corto Destino . El acento netamente hispano lo completa la música: una balada del compositor mexicano Armando Domínguez interpretada por Dora Luz, que ya había cantado el tema de Los Tres Caballeros . El genial pintor catalán y el estadounidense provinciano padre de los dibujos animados parecieran una pareja imposible, pero ambos congeniaron a la perfección tras conocerse en una fiesta en Hollywood, cuando Dalí estaba trabajando en los decorados de Recuerda . «Mi padre siempre estuvo encantado con Dalí, con su amistad y con su arte. Además reconocía su fantástica ejecución gráfica y su imaginación», ha declarado la hija de Disney, Diane Disney Miller. Sin embargo, durante casi seis décadas Destino ha sido la obra incompleta más fantástica guardada en los archivos de los estudios Walt Disney, concebida como uno de los cortometrajes musicales habituales tras la Segunda Guerra Mundial y abandonada por problemas financieros. Dalí estuvo trabajando ocho meses, entre 1945 y 1946, en este «collage» que une imágenes propias de un sueño en las que una bailarina va sufriendo transformaciones, que recuerdan tanto al mundo del baile como al del deporte. La imaginería daliniana está presente con sus famosos relojes blandos, sus perspectivas forzadas y las sombras estilizadas en un paisaje desértico, además de sus hormigas. En una entrevista, Dalí subrayó su fascinación por el béisbol como inspiración visual de esta obra, un juego del que «como individuo, no se nada, pero como artista, me obsesiona». Roy Disney, sobrino del productor, explicó en Barcelona (España), donde viajó a principios de febrero para presentar el corto, que «seguramente, el arte es lo que tenían en común aquellos dos personajes», además de citar como nexo «que ambos sabían mucho de la autopromoción». El sobrino de Disney afirmó que «tenemos muchas posibilidades de ganar el Oscar», y anunció que piensan comercializar Destino en DVD y junto con un libro de arte que recoja todas las pinturas y dibujos que Dalí hizo para la película. «Balseros» Y de la fantasía al drama, ya que el otro documental que opta a los Oscar, Balseros , de nacionalidad española, muestra la trayectoria de siete cubanos desde el momento en que deciden embarcarse rumbo a EE.UU., hasta que se instalan haciendo realidad, en unos casos, el sueño americano y convirtiéndose, en otros, en víctimas de lo que resultó ser una pesadilla. Los reporteros de la televisión catalana Carles Bosh y Josep María Doménech iniciaron su particular travesía fílmica en 1994 en La Habana, cuando el fracasado secuestro de una lancha de pasajeros en el puerto dio lugar a una revuelta ciudadana sin precedentes, seguida por la decisión de Fidel Castro de no impedir la salida de cubanos, lo que provocó la llamada «crisis de los balseros». «Fueron veinte días rodando el éxodo», explica Bosch. Por las calles de La Habana, unos personajes les fueron conduciendo a otros y así, «mientras la mayoría de las televisiones ofrecían una panorámica de la situación, nosotros elegimos a unos seres humanos cuya vida determinaba que fueran balseros», y siempre teniendo en cuenta que «cualquier persona que se juega la vida es un personaje». Josep María Doménech señala que la selección de Balseros para los Oscar «ya es un triunfo» pues, «pese a que la esperanza nunca se pierde, es muy difícil conseguir la estatuilla porque el documental favorito es el estadounidense Capturing the Friedmans ». Doménech considera que ha ayudado a la candidatura el hecho de que Balseros se desarrolle en Estados Unidos y que la narración no explique el fondo político, sino «la vida de las personas». «Los medios de comunicación suelen mostrar una imagen estereotipada de los balseros, pero nosotros queríamos enseñar la vida que hay en cada uno de ellos», concluye Doménech.

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