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España se va del Vietnam de Bush

Irak va camino de convertirse en un infierno similar para los ocupantes al que sufrieron los norteamericanos en Indochina hace más de tres décadas

Publicado por
ENRIQUE CLEMENTE | texto
León

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El senador demócrata Ted Kennedy lo ha dicho: «Irak es el Vietnam de Bush». El presidente ha tenido que salir al quite para decir que quien haga esa analogía está dando armas al enemigo y minando la moral de sus soldados. Pero el creciente número de bajas propias, la cada vez más encarnizada resistencia a la ocupación, en la que se han unido incluso sunnitas y chiitas, el escepticismo sobre la justificación de la guerra y la falta de una estrategia clara para salir del infierno iraquí traen indefectiblemente a la memoria el fantasma de Vietnam, el símbolo de una política exterior desastrosa y el recuerdo de que una superpotencia puede ser derrotada. Los analistas que establecen estos paralelismos aseguran que la Administración de EE.UU. está cometiendo errores similares, como subestimar la capacidad del pueblo invadido para defenderse y no prever la sangría económica que supone una guerra de larga duración. Stanley Karnow, un especialista en Vietnam que ha ganado el premio Pulitzer, lo explica así: «La guerra de Vietnam comenzó como una guerra de guerrillas y luego se convirtió en una guerra convencional; en Irak, se inició como una guerra convencional y se ha transformado en una guerra de guerrillas». El presidente Johnson justificó la intervención porque frenaría la expansión del comunismo en el Sudeste asiático; Bush argumenta que es parte de la lucha contra el terrorismo. Al primero le costó abandonar la carrera para ser reelegido; al segundo le puede impedir revalidar su mandato. Sin embargo, las diferencias entre ambos conflictos existen. La fundamental es el número de víctimas. El conflicto vietnamita duró más de una década y acabó con la vida de 58.000 estadounidenses, mientras en Irak han muerto casi 700 en 13 meses. Tariq Ali, autor de Bush en Babilonia y firme opositor a la guerra, apunta otra a este periódico: «Los vietnamitas contaban con el apoyo de la URSS y China y los iraquíes están solos». Considera que la resistencia es mayoritariamente iraquí y que la contribución de Al Qaeda es mínima. Es cierto que EE.UU. tiene ahora en Irak muchos menos soldados: 135.000 frente a los 543.000 que llegó a haber enVietnam en abril de 1969. Pero entonces sus Fuerzas Armadas contaban con muchos más efectivos, por lo que el porcentaje de militares implicados es similar. Varios militares que sirvieron en Vietnam descartan la comparación. El senador republicanoJohn McCain, que estuvo preso cinco años en Vietnam de Norte, la considera «totalmente falsa» y recuerda que «en Vietnam hubo semanas en las que tuvimos más muertos de los que hemos tenido en total en Irak». Pero historiadores, analistas y políticos demócratas citan más coincidencias: la división que ha creado la guerra entre EE.UU. y sus aliados europeos, y entre los propios estadounidenses, el desconocimiento de los invasores del país ocupado, la falta de previsión sobre los soldados que serían necesarios y la incapacidad para ganarse a los políticos locales. Incluso se comparan los pretextos que sirvieron para desencadenar las hostilidades. En el caso de Irak, las armas de destrucción masiva y los lazos entre Sadam y Al Qaeda. En Vietnam, el supuesto ataque de barcos norvietnamitas a destructores norteamericanos en el Golfo de Tonkin. En Vietnam, EE.UU. apoyó al corrupto gobierno survietnamita; en Irak, ha impuesto un títere que responde a sus intereses. Otra diferencia es que no está habiendo grandes manifestaciones contra la guerra en EE.UU. Pero tiene una explicación: los soldados que fueron a Vietnam eran de reemplazo; los que van a Irak son profesionales. Los que protestaban querían salvar su pellejo y/o el de sus hijos. Las encuestas dicen, sin embargo, que la guerra e Irak es apoyada aún por el 56% de la población. Pero la de Vietnam contó con el respaldo del 64% en 1965; cuatro años después bajó al 31%. El filósofo francés André Glucksmann, autor de Occidente contra Occidente, asegura a La Voz que la comparación más certera sería con el Líbano. EE.UU. se retiró tras un atentado suicida contra el cuartel de los marines en Beirut, que acabó con la vida de 241 soldados en 1983. El resultado, según este partidario de la intervención contra Sadam, ha sido que Siria y Hezbollah, «es decir el extremismo sunní y el chiita, están compartiendo el poder allí». En su opinión, países como Alemania, Francia y España deberían enviar tropas a Irak para establecer la seguridad y evitar la «libanización, que sería un problema mucho mayor, porque Irak es un gigante comparado con el Líbano».