Diario de León
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|||| El sustituto del Xsara no sólo tiene nombre: C4, también presencia física y hasta lista de precios, en torno a los 15.500 euros -para empezar, porque la cosa puede alcanzar los 25.000 en sus versiones más potenciadas y equipadas- si nos fiamos de las tarifas francesas dadas a la luz en el Salón de París. Eso sí, habrá que tener paciencia, hasta prácticamente finales de año, para verlo en los escaparates de los concesionarios españoles y para verlos rodar por nuestras carreteras. El asunto es que, siete años después de su lanzamiento y con el marchamo de haber dado evidentes satisfacciones comerciales y deportivas al chevron , el Xsara sale por la puertas grande de los catálogos de un fabricante que siempre ha cuidado con esmero a sus clientes del segmento medio, cada día un paso más alto a tenor de lo visto en el C4. La propuesta resulta ciertamente rompedora en lo estético y, por ende, no deja indiferente. Tan es así que acabó suscitándose, entre los colegas periodistas especializados que asistíamos a la pasarela gala, la «controversia»: gusta más la carrocería de cinco o la más explosiva de tres puertas. Pues... personalmente y por aquello de seguir conservando el espíritu de la confrontación deportiva que siempre animó al que suscribe, permítaseme apostar por los trazos estéticos de la carrocería «pequeña» de tres puertas, aunque ambas miden los mismo: 4,25 metros de largo y, lo mejor, con una batalla que alcanza nada menos que los 2,61 metros entre ejes. Como fácilmente habrá adivinado el lector, las ruedas se encuentran «allá lejos», en los mismísimos extremos de una carrocería cuyos envolventes trazos no hacen sino poner de manifiesto las últimas tendencias de la moda automovilística. Por seguir con lo de la «controversia». Una cosa está clara: Citroën sabe bien lo que quiere o, por mejor decir, lo que quieren -querrán- los futuros compradores del C4: un coche capaz de satisfacer, en sus dos versiones de carrocería, el máximo de exigencias estéticas y dinámicas para un amplísimo espectro comprador. Así que... todos contentos. Quienes pretendan un modelo de inspiración familiar, sin renunciar a un evidente grado de prestacionalidad dinámica, se decantarán por los cinco huecos; mientras quienes gusten de tener tanta deportividad por dentro como por fuera, sin duda lo harán por la envoltura de tres puertas. Unos y otros pueden estar bien tranquilos. La gama del C4 dispondrá de ocho motores: cinco de gasolina y tres gasóleos. Los primeros cubican entre 1.4i y 2.0i, todos de 16 válvulas y con potencias que oscilan entre los 90 y los 180 caballos. El apartado diesel, siempre tan cuidado en PSA, está representado por los HDi de última generación y cuyas potencias van de los 92 a los 138 caballos. Lógicamente, están previstos distintos tipos de cajas de cambios, manuales de cinco y seis marchas, automáticas con diversas funciones... que actúan, como los motores, sobre las ruedas delanteras. Una curiosidad en el interiorismo: el volante del C4 consta de dos partes, con el aro que gira independiente del núcleo central, presidido por el chevron , y una amplia consola rematada, encima del salpicadero, por una pantalla multifunción. Las ayudas a la conducción también están presentes en el nuevo C4 de la mano de, por ejemplo, un innovador sistema que alerta de la pérdida de trayectoria del vehículo. Se trata de un ingenio que detecta, en autopista o autovía, cruces involuntarios de las líneas de la calzada si, previamente, el conductor no ha puesto el intermitente. El conductor, que quizá haya perdido concentración -el sueño, por ejemplo- es inmediatamente alertado por un dispositivo vibratorio situado en el asiento. También los faros direccionales de xenón bifunción (cruce y carretera) están presentes en el equipamiento del C4, un sistema habitualmente reservado a modelos de segmentos superiores.

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