Diario de León

Murano... cristal de Nissan

Lujoso y refinado, como la isla veneciana a la que hace referencia. Ampuloso en su habitáculo y en su mecánica... y en sus posibilidades. Nissan no se ha parado en barras: 47.300 euros (casi 8 de los antiguos millones) para una de sus más innov

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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La entrada de Nissan en el particular segmento de los Crossover , los «todo camino» de mayores pretensiones, no puede ser más contundente. El Murano se perfila como una de las propuestas más rompedoras del fabricante nipón (hoy en la órbita del rombo) sobradamente acostumbrado, eso también, a trabajar con modelos de tracción integral... puros y duros, cuadradotes ellos, que ahora se convierten en toda una delicada sugestión... ¿veneciana?. Como los artesanos talladores del cristal en la isla, la presencia, flexibilidad interior, exclusividad y robustez (en eso sí que el Murano «coche» se aleja un tanto del Murano «cristal) deja entrever su condición de automóvil distinto capaz, lo que no es poco, de contentar -se diría enamorar- a los exigentes compradores del segmento todo camino Premium que se adivinan, a nadie se le oculta, bastante más puntillosos -si es que ello es posible- que los teóricos usuarios de un SUV «normal». Con estos mimbres, devenidos en irrenunciables premisas, quienes se acerquen a las vitrinas de cualquier concesionario de la marca, o a cualquier Murano estacionado en cualquiera ciudad, apreciarán unos rasgos bien alejados de la tradicional filosofía 4x4 cultivada, durante décadas, por el fabricante: parrilla «estratosférica» (también cromada... sólo faltaba), faros que «lagrimean» hacia el interior de las aletas, generosas y redondeadas ellas, no menos generoso equipo de rodaje, alguna que otra protección en los bajos frontales y zagueros... Trufado, todo el conjunto, con una poderosa mecánica ¡gasolina, por favor! V6 que cubica 3.5 litros y entrega la respetable cifra de 245 caballos (el mismo V6 del 350Z). Un cambio automático secuencial variable continuo de 6 marchas, se encarga de «descargar» la tal abultada potencia sin sobresalto alguno (como no sea el del llenado del tanque) y con unas condiciones dinámicas que para sí quisieran algunos de los llamados «deportivos». Aún más, para quien guste de dárselas de piloto , el Murano ofrece la posibilidad de desconectar el ESP... y conducirlo a voluntad. Tampoco aquí nuestro protagonista se «tirará al monte», los trazados seguirán manteniéndose limpios y perfectamente homogéneos sobre asfalto. Teniendo siempre muy presente que el Murano no es un coche para «machacarlo off road», por mucho que sus condiciones de tracción integral permitan bastantes, y hasta muchas, excursiones fuera de carretera por mor, como puede suponerse, del mencionado ESP y del bloqueo del diferencial central... si a usted no le importa «embadurnarlo». Por cierto, junto a delicadezas tan de alta gama como la regulación de los pedales, la columna de dirección solamente ofrece la regulación en altura, obviando la telescópica. Es verdad que la configuración del puesto de conducción es tan acertada -asientos calefactados y regulables eléctricamente en infinidad de posiciones memorizables- que casi no se echa de menos la tal posibilidad. Donde sí que el Murano no tiene perdón es en la dichosa «ruedecilla» de emergencia, invento que Dios confunda y tan poco recomendable, y mucho menos aceptable para el usuario, en un modelo como el que nos ocupa. Pero... cosas veredes, Sancho amigo ... que por algo estamos en el año del Quixote. Pues eso. En contrapartida, y como queriendo hacérselo perdonar, el fabricante ofrece infinidad de huecos y gadgest (la cámara de visión trasera, por ejemplo) en el interior del habitáculo. El más interesante, por la practicidad de sus «panorámicas» dimensiones, el tapizado cajón central que esconde el no menos abultado reposabrazos de regulación longitudinal, con toma de corriente incluida y cuyas dimensiones, permítaseme insistir, resultan equiparables a las de un verdadero «armario». Eso sí, ¿guerra al fumador?, ni ceniceros ni encendedor... está visto que estamos en la era de los fundamentalismos, por mucho que la tal filosofía pretenda disfrazarse de salutíferos cuidados. En suma, una sugestiva realización, acertadamente europeizada en relación al modelo originalmente concebido por Nissan para el mercado USA y que rompe, agradablemente, con algunos de los estereotipos generalmente puestos en práctica por un constructor amante del 4x4. El Murano... entra por los ojos.

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