Diario de León

«Desde que soy maestra aprendo todos los días»

Marta Arce (soprano) | Óperas, recitales, zarzuelas... a esta leonesa se la puede ver últimamente en los principales teatros españoles encarnando roles cada vez más complejos. También imparte clase en el Conservatorio Profesional de León

EDUARDO GONZÁLEZ PURAS

EDUARDO GONZÁLEZ PURAS

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León

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Es una de nuestras sopranos más prestigiosas a nivel nacional e internacional con una carrera que abarca ópera, lied, recitales, cantatas y oratorios además de una amplia experiencia dentro del «género chico». Marta Arce ha estrenado e intervenido en varias óperas y en el campo de la zarzuela interpreta a Pilar en Gigantes y cabezudos de Fernández Caballero, y a Rosalía en Las de Caín de Pablo Sorozábal. En cuanto a la ópera, es Primera dama en La Flauta Mágica y Condesa en Las Bodas de Fígaro , ambas de Mozart; y realiza el papel de Portadora del manto en Electra de Strauss, junto a Eva Marton, en el Teatro Real de Madrid, bajo la dirección del maestro García Navarro . En el año 2000 estrenó Próspero: Scena , en su versión íntegra en España bajo la batuta de José Ramón Encinar, con música de Alfredo Aracil, y protagonizado por el actor José Luis Gómez, en el Festival de Teatro Clásico de Almagro . En el concurso Voces Ibéricas celebrado en Portugal en ese mismo año, se situó en el segundo puesto y posteriormente fue semifinalista en el prestigioso concurso de canto Francisco Viñas de Barcelona. Durante el año 2001 participa en la zarzuela Pan y toros de Barbieri, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, dirigida por los maestros Joan Pons y Lorenzo Ramos. Más tarde ofrece un recital junto al pianista J. Robaina en el 14º Festival de Música Española de León a fin de presentar la grabación en cedé realizada sobre la obra escrita para canto y piano del compositor Rogelio Villar (1873-1937). En 2002 colabora con la compañía Ópera de Cámara de Madrid en el papel de Madame Euterpova en la ópera Socorro, los Globolinks , de G. C. Menotti, en su producción en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Con motivo de la inauguración del Auditorio Ciudad de León ofrece una gala de ópera bajo la dirección de Dorel Murgu, acompañada por la Orquesta Sinfónica Ciudad de León-Odón Alonso. Posteriormente interpreta un recital de lied y ópera junto al maestro Miguel Zanetti. En 2003 y 2004 ofrece varios recitales de canto y piano junto a la pianista Marta Teijido, destacando el celebrado en la Saal Am Palais de Weimar (Alemania). El 26 de junio del 2005 ofreció una gala de zarzuela junto al tenor Ignacio Encinas y la orquesta sinfónica Odón Alonso en el auditorio Ciudad de León. Asimismo, y en el otoño de 2005, cantó junto al organista Gianpaolo di Rosa en el marco del Festival Internacional de Órgano Catedral de León . Recientemente canta como Phillis en el estreno mundial de la cantata de Bach Phillis und Thirsis. En la actualidad compagina su actividad concertística con la docencia como profesora de canto y coro en el Conservatorio Profesional de Música de León. -Su carrera como cantante comenzó hace algunos años, pero, ¿cómo se inició en usted la afición por la música y en concreto por el canto? ¿Hay antecedentes canoros o musicales en su familia? -Mis padres siempre escuchaban música en casa, pero concretamente mi madre cantaba muchísimo y muy bien. También recuerdo pasar largos ratos con mis hermanos cantando a varias voces. Siendo niña mi «juguete» favorito era el tocadiscos. Pero lo que me hizo descubrir mi verdadera vocación musical fue el Coro Universitario de León que dirigía Samuel Rubio. Cuando entré a formar parte del mismo me quedé absolutamente fascinada con la música que interpretábamos. Me maravillaba cuando escuchaba cantar a los solistas que nos acompañaban en aquellos preciosos oratorios. Pienso que mi paso por el Coro fue una base musical muy importante para lo que después iba a ser mi profesión y sobre todo que me sirvió para abrir los ojos y ver lo que podía ser mi camino. -¿Quiénes han sido sus maestros y cuál de ellos ha dejado una mayor huella en usted y por qué? -Bueno, aunque no fue mi maestro de canto, comenzaría por citar a Samuel Rubio por lo comentado anteriormente y por enseñarme el amor a la música, que él vivía y nos transmitía a todos. Mi primera maestra de canto fue Annick Lallement. Con ella di mis primeros pasos vocales. Descubrí lo que era una soprano, lo que podía cantar. Me abrió las puertas de un repertorio maravilloso y comencé a impostar mi voz poco a poco. En seguida me sugirió que probara suerte en Madrid. Allí me trasladé. Isabel Penagos me preparó el acceso a la Escuela Superior de Cantoo. Entré con el número uno y comencé mis clases con Teresa Tourné, con la que aprendí muchísimo. Mi siguiente maestra fue Ángeles Chamorro. Resultó ser absolutamente fundamental en mi actual manera de entender el canto: el amor por la palabra, la búsqueda del brillo en la voz, el refinamiento en la interpretación. Ha habido otras maestras importantes como Elena Obratzova o Ana Luisa Chova que me han hecho aportaciones muy importantes en el siempre largo camino del canto. -¿Cree que la carrera de una joven soprano puede desarrollarse en España al mismo nivel que fuera, o por el contrario debe salir para perfeccionar? -Hay muy buenos cantantes españoles que no han necesitado estudiar de forma permanente en el extranjero. Pero lo que es innegable es que un cantante fuera de España tiene muchas más oportunidades de aprender trabajando. Por ejemplo, en Alemania el número de teatros con compañías y/o temporadas estables de ópera es enormemente superior. Cada ciudad tiene su teatro grande o pequeño en el que se representan óperas de forma habitual. En España sólo son 6 ó 7 capitales las que lo hacen y en algunos casos con muy pocas representaciones. No se puede entender, sobre todo cuando vemos que habitualmente se acaban las entradas para estos acontecimientos. Pienso que las pequeñas ciudades también podrían tener sus temporadas de ópera si apostaran por la formación de compañías estables que realizaran pequeñas producciones de calidad. Esto abarataría considerablemente los precios y elevaría el nivel artístico, que en ocasiones deja mucho que desear en esas compañías itinerantes que nos visitan. -¿Hay buenos docentes de canto en España? -Sí. En especial me interesa la escuela valenciana de Ana Luisa Chova. Pero tengo entendido que en León hay dos buenas profesoras: una en el CHF que se llama Ana Castillo y otra en el Conservatorio, una tal Marta¿ -Qué tipo de soprano se consideras en este momento de su carrera: lírico pura, ligera, «spinto»...? ¿Cambiará el repertorio al ir ensanchando la voz hacia papeles más dramáticos, o intentará quedarse en los roles que se ajusten mejor a sus características? -En este momento creo que mi voz se encuentra entre la lírico pura y la lírico-ligera. Espero que la técnica vocal que tantísimo he trabajado me permita no tener que alterar mi camino vocal. Trabajo mucho la ligereza en mi voz y no me gustaría que se produjera ese ensanchamiento en la voz, esa forma de cantar «pesante» que algunas cantantes alcanzan con la edad. Hay muchas otras con buena técnica que han sabido mantener la frescura vocal. -¿Qué opina de que el centenario del Diario se celebre con música y además con las voces de cuatro cantantes? -Me parece un gran acierto y desde aquí quiero aprovechar para dar las gracias al Diario en mi nombre y en el de la magnífica pianista que me acompañará en el concierto: Marta Teijido. -Además de cantar imparte clases de voz en el Conservatorio. ¿Hay jóvenes que despuntan ya o aún no han aparecido? -Tengo algunas voces prometedoras. Estamos trabajando muy seriamente pero todavía es pronto para ver los resultados. Es un proyecto que me ilusiona mucho y mis alumnos me enseñan cada día. Ya les he dicho que ahora les enseño a cantar y que en un futuro haremos una buena compañía. -¿Cuándo cree que se cantaba mejor, hace sesenta años o ahora? -Sin lugar a dudas ahora. El nivel de exigencia es muy superior. Además, el cantante que actúa en directo compite con la grabación enlatada y perfecta del cedé que el público tiene en su mente. -¿Cómo prepara un rol de ópera y un recital? -Con mucho detenimiento. Me documento ampliamente sobre lo que voy a interpretar. Los roles operísticos suponen estudiar mucha literatura en torno a la obra. También utilizo los medios audiovisuales para ver las interpretaciones de los grandes. Después hay un tiempo de asimilación. Trabajo separadamente los textos y la música. Memorizo. Y lo último del todo lo que los cantantes llamamos «meterlo en voz». -Si tuviera que elegir un papel ahora mismo que le gustara interpretar, ¿cuál elegiría de entre los muchos que se adecuan a su voz? -Mimí, de La Bohème de Puccini. -Para una cantante profesional, ¿la docencia no limita un poco el tiempo para dedicarse a preparar y estudiar papeles? -Inevitablemente sí, y si a eso le añadimos la maternidad... Pero se produce un hecho curioso: el tener poco tiempo hace que se produzca un mayor aprovechamiento del mismo y además, el tiempo de mis clases me supone un aprendizaje enorme. Nunca he aprendido más que desde que soy maestra de canto. -¿Donde se encuentras más cómoda, en un recital o en una ópera? -En la ópera, porque reúne todas las artes. Además, esos maravillosos concertantes, cantar con otras voces, coros, ballets, el contacto con tantas personas interesantes¿ Aunque el recital también me fascina. -Tras el precioso recital celebrado junto al tenor Ignacio Encinas en el Auditorio, ¿qué tienes previsto para los próximos meses? -Esta temporada estoy trabajando con el fabuloso guitarrista Sergio Meneguello. Tenemos varios conciertos en la Red de Teatros. Ofrecemos un repertorio que nunca había trabajado y que me ayuda a profundizar en los registros de mi voz. Además, he sido seleccionada para participar en el concurso Rumbo a la fama , en su apartado lírico, que organiza la asociación asturiana Alfredo Kraus y que en la pasada edición ganó mi compañera y amiga Pilar Vázquez.

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