Diario de León

Viernes Santo en el Gran Norte

Todas las religiones de Finlandia han celebrado con gran intensidad y peculiares ritos estos días especiales

SANDÍN

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JUAN MANUEL SANDÍN PÉREZ desde helsinki (finlandia)
León

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Este fin de semana estoy en Helsinki para asistir a la multitudinaria representación, por onceavo año consecutivo, del Vía Crucis que cada Viernes Santo por la noche tiene lugar en las inmediaciones de la plaza del Senado, y que termina con una escenificación de la Crucifixión sobre las escaleras de piedra de la catedral. Un coro de niños ameniza el acto y sus dulces voces contrastan con la cruda realidad de lo que se está representando y su significado. Muonio es otra importante ciudad del centro del país que celebra otro acto religioso al que acuden miles de espectadores, la llamada Vía Dolorosa, y en la que participan varios cientos de figurantes. Al día siguiente me dirijo a la catedral de San Henry, cerca del puerto, donde me encuentro con todos los católicos que viven en la capital, y donde celebraremos juntos la Gran Vigilia Pascual, momento más importante para todo cristiano, donde se asiste a la victoria del amor sobre la muerte. Desde 1923, en Finlandia rige la libertad de culto. Y actualmente, la mayoría de los finlandeses, en cuanto a los asuntos «divinos», se decantan por la iglesia luterana-protestante. Un 1% sigue la corriente ortodoxa rusa, y tan sólo unos 8.000 se confiesan católicos. El 12% prefiere encomendarse a los santos terrenales y se declara agnóstico. Pero esto no siempre fue así. Allá por el siglo XII, el rey sueco Eric el Santo y el obispo de Upsala San Enrique intentaron sin mucho éxito extender sus respectivos «reinos» a toda Finlandia. Pero el catolicismo no pasó de la ciudad de Turku. Los carelianos, habitantes del extremo oriental del país, no se dejaron convencer y continuaron siendo ortodoxos, como sus vecinos rusos. Pasaron los siglos, y la pequena comunidad católica del suroeste fue creciendo y llegando a otras regiones. Se levantaron iglesias de piedra por todos los rincones de la Finlandia habitada, y órdenes religiosas como las de los Dominicos o los Franciscanos descubrieron aquí la calma y la paz necesaria para sus rezos, perdidos entre los remotos e interminables bosques. Y con ellos trajeron también la cultura amanuense y el saber del interior del continente. De esta forma, la conocida hasta entonces como «la Tierra del Este del Gran Imperio Sueco» pasó a formar parte de la floreciente Europa del medievo. Pero en el siglo XVI, la llamada Alianza Nórdica se rompe, y Suecia vuelve a quedar orillada del resto del mundo. El rey sueco, que ve peligrar su permanencia, no duda en confiscar todos los bienes de la santa madre iglesia para recaudar fortuna y tierras, y ahí es donde hace su aparición Martin Lutero, con su famosa Reforma. Este iluminado monje agustino alemán vino a dar el golpe de gracia a la Iglesia Católica de aquel momento, ya que defendía, entre otras cosas, que sólo el arrepentimiento interior sincero bastaba para ser perdonados por Dios, y que por tanto las bulas que se estilaban en aquel entonces no servían para nada excepto para engrosar las arcas del clero. Y así fue cómo su pensamiento fue seguido cada vez por más gente hasta ser la corriente religiosa principal hoy en día en Finlandia. Católicos en un país de protestantes Los menos de 10.000 católicos que viven en Finlandia tienen por obispo a un prelado polaco, como polaco era también el gran e irremplazable Papa Juan Pablo II, quien por cierto vino a bendecir personalmente a estos estoicos hermanos en 1989. Y una sola diócesis con siete parroquias verdaderas, cuyo centro espiritual está en Savonlinna, una de las ciudades con más historia de toda Finlandia. La de Tampere es una de las comunidades mayores, con 34.000 kilómetros cuadrados a su cargo y 900 fieles que se expresan nada menos que en 80 lenguas maternas diferentes. Toda una Torre de Babel que prueba que, aunque pocos, los católicos que viven en Finlandia han llegado aqui desde todos los puntos del globo. Pero el finlandés y el inglés son sin embargo las únicos idiomas que se estilan en las celebraciones. Por su parte, los luteranos cuentan con una amplísima red de parroquias independientes. Hay unos 1.800 pastores (curas), de los que más de un quinto son mujeres. La actividad pastoral llega a todos los ámbitos de la comunidad mediante actividades culturales, sociales y educativas. Sin embargo, la participación de sus miembros en las misas, además de ser esporádica (asisten con muy poca frecuencia a los oficios), es casi testimonial comparándolas con nuestras eucaristías, ya que se centra básicamente en la escucha de la Palabra Sagrada. Tiempo de Pascua En Finlandia la Pascua no significa sólo un momento importante en el calendario religioso, que lo es, sino también el despertar de la naturaleza ante la inminente llegada de la primavera. Los hogares se adornan con flores (narcisos amarillos, sobre todo) y con las ramas recién brotadas de los sauces (nuestras leonesas paleras y bimbres ). Se envían tarjetas de felicitación y los niños disfrutan con los huevos de Pascua, pintados de colorines y rellenos de chocolate. Y se cultiva en casa una especie de hierba verde tierno que crece en recipientes de plástico. Pääsiäinen es la traducción finesa de Pascua, que viene del verbo päästä , lograr salir/entrar, y que hace referencia a la salida de los Judíos de Egipto. El Viernes Santo y el Lunes de Pascua son fiestas nacionales, y muchos finlandeses aprovechan para irse a Laponia a esquiar por última vez y gozar del buen tiempo y la claridad que suele haber ya en esta época. El Domingo de Pascua toda la familia se reúne para comer el cordero lechal y el mämmi , típico postre de estas fechas que es un pudding de cereales y azúcar de color oscuro que se toma acompanado de nata, leche o crema. Todas las religiones en Finlandia celebran con intensidad religiosa estos días, cuyo cúlmen es la Gran Vigilia Pascual de la madrugada del Domingo de Resurrección, como en nuestro país.

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