Una tradición de ida y vuelta

La invasión del halloween es creciente por toda Europa. Desde los países anglosajones, con el inapelable liderato de Estados Unidos, se está exportando una tradición festiva que curiosamente retorna a sus orígenes. Son muchas las voces críticas que rechazan el halloween alegando que es una tradición externa que no debe incluirse en el catálogo propio.Y lo curioso es que el actual halloween deriva de una tradición milenaria que tiene sus raíces en Europa, concretamente en las zonas dominadas por las culturas celtas, entre las que se incluía la astur que existió en la provincia de León hasta que la lucha contra la romanización se fue desequilibrando en favor de los invasores. Hace unos 2.500 años para los celtas la noche del 31 de octubre era muy importante. Ese día se celebraba el final del verano, con el retorno del ganado a los establos, que se cerraba con una noche especial. Y es que era el día «mágico», en el que los druidas debían recoger el muérdago, porque se producía la conexión de los mundos de los vivos y los muertos. Era la fiesta conocida como «Samain», y los celtas ensuciaban sus casa y las llenaban de huesos y cosas desagradables para intentar evitar que los muertos entrasen en ellas. Ahí está el origen remoto de una fiesta que como tantas otras fue cristianizada. La Iglesia, como ocurrió con determinadas fechas o incluso lugares, recibió una transformación a través de la cultura cristiana que estableció en el 1 de noviembre la jornada dedicada a Todos los Santos, y el día 2 centró en Los Difuntos. En inglés era el All Hallows'Day y la noche anterior se llamó All Hallowe'Eve, donde están las raíces de la palabra Halloween. Desde Irlanda, donde la tradición de esta fiesta fue evolucionando, fue llevada a mediados del siglo XIX a Estados Unidos en plena emigración hacia América. La tradición de los disfraces se considera de origen medieval y relacionada con representaciones teatrales que surgieron del miedo a la muerte en las crisis de la temida peste. Y la de pedir dulces se relaciona con otro hábito europeo también centenario, en el que los católicos recorrían el 2 de noviembre los pueblos pidiendo «tortas de alam» que eran pedazos de pan dulce a cambio de rezar por los difuntos fallecidos. Y en Estados Unidos su expansión y consolidación corresponde al siglo XX. La primera celebración masiva se considera que se produjo en Minnesota, con un desfile, en 1921. Y es en los años setenta cuando el cine y las series de televisión consolidaron la expansión generalizada por todo Estados Unidos, estableciendo cuáles eran las tradiciones de esta fiesta. La película de John Carpenter sobre halloween se considera uno de los detonantes de su expansión, que llegó hacia Europa de la mano de Hollywood y todo tipo de series televisivas.En el sector cinematográfico del terror, especialmente en el B, el halloween es ya casi un hilo conductor generealizado a la hora de plantear las películas. Halloween también dispone de su propia gastronomía, algo a lo que tampoco es ajena la tradición española que dispone de su propio catálogo de peculiaridades para la festividad de los Santos, como los tradiciones buñuelos, los panellets o los palos de santo.