Diario de León

La llegada de la primavera trae el celo a muchas perras

Como consecuencia, los machos sufren en esta época diversos trastornos de comportamiento, además de accidentes provocados por el subidón de testosterona

Los perros pueden llegar a oler desde más de un kilómetro de distancia a una perra en celo

Los perros pueden llegar a oler desde más de un kilómetro de distancia a una perra en celo

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León

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|||| En las perras el periodo de celo se presenta dos veces al año, salvo algunas que pueden sufrir ciclos algo irregulares. Los machos, una vez que maduran sexualmente y se ponen en marcha sus hormonas, comienzan a desarrollar conductas indeseables. Durante el celo las hembras atraen a los machos debido a que en el en vestíbulo vaginal se elaboran unas sustancias llamadas feromonas que los perros pueden llegar a oler desde más de un kilómetro de distancia. Es entonces cuando un paseo agradable con tu mascota puede convertirse en un verdadero día de perros.

Las feromonas u hormonas sociales son sustancias químicas que una vez secretadas son capaces de transmitir una información específica a otros individuos de la misma especie, como un SMS, provocando en ellos una serie de cambios en su comportamiento. Estas sustancias estimulan los receptores olfatorios del macho entero, activando su instinto animal de reproducirse junto a otro tipo de conductas que pueden alterar la convivencia normal con mascota. Además las glándulas perianales de las hembras emiten cuando están en celo sustancias de diferente composición a la normal, y que resulta muy atractiva para sus congéneres del sexo opuesto.

Frustración

Un macho sin castrar conviviendo en el mismo territorio con hembras ciclando sin poder cubrirlas puede llevar una vida frustrada, especialmente, sí encuentra olores de estas hembras en celo.

Comienzan a tener ansiedad, intentos de fuga y por lo tanto la posibilidad de sufrir accidentes, atropellos o peleas con otros machos. Orinan infinidad de veces marcando territorio e incluso algunos padecen de hipersexualidad, lo que les lleva a tener un comportamiento agresivo.

La solución no es dejar que el perro monte a una hembra, al contrario de lo que los propietarios creen. Esto conduce a una exacerbación de los síntomas asociados a la excitación en estas épocas de celo. La solución a estos problemas es la castración, ya sea quirúrgica o química.

Esta última nos permitiría mantener al macho entero, consiguiendo una disminución de la testosterona en el torrente circulatorio, junto a la supresión de la producción de espermatozoides y la disminución de la líbido de forma totalmente reversible.

Se trata de unos implantes que se colocan fácilmente debajo de la piel del animal, algo similar al microchipado, y que esterilizan al macho durante un periodo de seis meses. Al cabo de este tiempo volvería a recuperar sus facultades como reproductor.

La castración quirúrgica se basa en la extirpación de los dos testículos del animal, por lo tanto irreversible, y estaría indicada para aquellos animales que no fueran a ser utilizados como reproductores. Cualquiera de estos métodos nos permitiría convivir y disfrutar con nuestra mascota sin miedo a que se produzcan sucesos indeseables que pongan en peligro su vida.

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