Diario de León

Los gatos y la insuficiencia renal

Es una patología que pasa muy desapercibida para los propietarios y que cada vez es más frecuente entre las mascotas felinas

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

|||| No siempre los animales nos muestran signos claros que nos ayudan a descifrar los procesos patológicos que afectan a su organismo. No son personas que puedan explicar con detalle el porqué de su malestar. Por eso el propietario debe saber identificar cuándo algo va mal. Un detalle sin importancia, como puede ser una mayor ingestión de agua y un arenero muy concurrido, puede ser suficiente para sospechar que algo va mal. En el caso de la insuficiencia renal, la sintomatología en los gatos no es tan obvia como lo sería en los perros. Los signos más frecuentes pasan normalmente desapercibidos, inapetecia, poliuria, polidipsia, vómitos, paulatina pérdida de peso etc. Otros, como la deshidratación o palidez de mucosas, son también característicos y se observan a la exploración clínica. Al diagnóstico definitivo se llega gracias a una analítica completa, sanguínea y urinaria, además de otras pruebas complementarias que sirven para poder denominar la enfermedad de forma más concisa. En primer lugar se debería identificar la causa desencadenante y si es posible corregirla.

Los fallos renales crónicos son más frecuentes que los agudos, y en la práctica sigue siendo un síndrome más común en animales viejos que en jóvenes, en éstos debido a problemas congénitos. Su avance es lento y progresivo, de manera que el deterioro de la función renal, a todos los niveles, se desarrolla a lo largo de varios meses e incluso años. La función renal no es solamente la excretora o de eliminación de sustancias de desecho y el mantenimiento hídrico y electrolítico del organismo. El riñón es el encargado de concentrar la orina devolviendo parte del agua filtrada al cuerpo, previniendo la deshidratación. Tiene un papel importante en el control de la presión sanguínea y es el responsable de producir una hormona llamada eritropoyetina, que estimula a la médula ósea para que produzca glóbulos rojos. Teniendo esto en cuenta, nos podemos hacer a la idea de lo que supondría una alteración en la funcionalidad renal.

El tratamiento médico estará encaminado a revertir todos los desequilibrios que surjan de esta patología y siempre debe ir unido a un cambio en la alimentación. El tratamiento dietético es de suma importancia. La dieta debe de ser baja en fósforo para así mejorar la función renal, prevenir la mineralización, inflamación y fibrosis renales. También debe restringirse cuidadosamente el contenido proteico procurando a la vez dar un buen aporte calórico para que el animal no pierda peso. Administrar dietas comerciales específicas sería la opción más recomendable, y si el gato las rechaza, es preferible que coma dieta normal, a que deje de comer.

Se trata de una enfermedad muy extendida entre los gatos y que conviene diagnosticar cuanto antes. Es importante seguir el tratamiento médico de forma rigurosa así como cuidar la alimentación, para evitar que la enfermedad progrese y deteriore el estado general del gato.

tracking