Túper
|||| Más jamón, que para eso soy un fenómeno! dicen que reclamaba Belmonte. Y a Jesulín, como torero, el apego al jamón se le supone. Lo que ya no es de recibo es que ahora por un quítame de ahí esas lonchas esté recibiendo el diestro más estocadas de las que recibe una pata de jabugo en plena Feria de Abril... ¿Por qué será que el buen jamón se corta con un cuchillo tremendo, muy parecido a un estoque? Supongo que para defenderse de las cornás que da el hambre. Aunque en el caso que nos ocupa, las cornás no procedan del hambre, sino más bien del aperitivo.
No acabo de aclararme con esto de Jesulín y el jamón. No sé si el cabreo de Belén Esteban (uno más en un mar de irritación) se debe a que el diestro se presentó en la comunión de su hija con un túper lleno de lonchas de jamón (¿temía pasar hambre? ¿o tal como está el panorama, acabar envenenado?) o si fue al revés y llenó el famoso túper con lo que pudo arramblar del banquete. En todo caso, esto que para cualquiera habría sido un hecho irrelevante, representa un pecado mortal, un auténtico dramón para Belén Esteban. De profesión: sus rencores.
Tanto si Jesulín llevó jamón extra como si lo tomó prestado, yo diría que de lo suyo gasta, pues aunque él no pagara ni la comunión ni el festín, esa comunión y ese festín los pagó alguien que lleva muchos años viviendo (muy sobradamente) de hablar mal de él y sin abonar el menor royalty. Como que tal vez vaya siendo hora de que el diestro y su familia empiecen a reclamar sus derechos de autor. Quizá deberían acudir a la SGAE... Jesulín sólo estuvo diez minutos en el convite de la comunión de su hija. ¿Poco tiempo? El suficiente. Con esos diez minutos y esa miaja de jamón hay alguien que va a comer todo el año.