Navidad animal
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Nos llamamos Guille y Guzmán, somos dos hermanos siameses y ahí salimos tan chulos, en las fotos, con los gorros que solemos usar durante estas fechas para sobrellevar en lo posible los fríos invernales, aparte de nevadas como la que cayó el otro día en León. ¡Leñe! ¡Qué bien lo pasamos mirando por la ventana cómo bailaban los copos y la ciudad se disfrazaba de blanco! Es el color típico de la Navidad, así que aprovecharemos para contarles un poco la forma en que vivimos los animales unas fechas tan entrañables.
Hablando en primera persona, nuestra rutina navideña viene a ser la siguiente: a primera hora de la mañana aprovechamos para lavarnos, mientras ojeamos el Diario de León. Y la verdad, hay noticias que te ponen los bigotes de punta, referidas especialmente a los perros abandonados y otras barbaridades que nos sacan de los quicios. Todos sabemos que el año 2009 ha sido muy duro, debido a esa crisis que no parece tener fin y las judiadas, vamos a decirlo así, perpetradas por algunos políticos que, aprovechando semejante río revuelto, se han forrado los bolsillos a cuenta del dinero de todos los contribuyentes, perros y gatos incluidos. ¡Que San Micifú les condene al fuego eterno por chorizos!
Después de comer y ver un poco en la tele los anuncios de regalos y muñecas, empezamos a jugar entre nosotros. Saltamos y nos perseguimos, mientras cantamos algunos de los villancicos más populares. En concreto, nos gusta muchísimo el de los peces en el río, más que nada por afinidad animal. Luego hacemos las tareas de la escuela, para dormirnos finalmente abrazados, pasándonos el calor entre nosotros. Bueno, en días destacados también nos permiten echarnos al coleto una copita de cava y algo de turrón, aunque sin pasarnos por aquello de las calorías. Así es el fluir cotidiano de nuestras jóvenes vidas, pues apenas acabamos de cumplir tres años, y se puede decir que somos razonablemente felices.
Navidad es tiempo de recordar. Y aunque apenas nos acordamos de nuestra madre, una preciosa gata persa apodada «la Fontanilla», sí que queremos hacer mención a algunos de los seres que más queremos. En primer lugar, a nuestro alocado hermano Desi, que ha disfrutado como un salvaje correteando entre la nieve y persiguiendo pájaros que nunca cazará. En el escalafón de afinidades siguen nuestros primos Coco y Greta, residentes ambos en la barriada de El Ejido. Coco ya está un poco mayor, debido más que nada a sus dieciséis primaveras, mientras que Greta pasa esta temporada invernal acurrucada en su cómoda hamaca-radiador. No podemos olvidarnos tampoco de Randy, el perro de nuestra amiga Begoñina, o de Polín, el chucho más canalla y seductor de alfoz leonés.
Toca finalmente el apartado de deseos y esperanzas para ese redondo 2010 que está a vuelta de calendario. Crucemos los dedos -”háganlo ustedes también, queridos lectores de esta simpática sección-” para que veamos de una vez por todas el final de tan puñetera crisis y podamos celebrar juntos el 1.100 aniversario del antaño glorioso Reino de León, hogar histórico común para todo quisque, humanoide o animaloide. Rogamos asimismo que la selección española, «La Roja», gane el Campeonato del Mundo allá por los meses de verano y, en fin, que dentro de aproximadamente un año volvamos a estar en contacto con todos ustedes. Y nos despedimos agradeciendo a Mónica Farto, quien escribe habitualmente esta página, por su esfuerzo en favor de nuestros congéneres. Y lo hacemos con una poesía dedicada a Mónica, a quien llamamos cariñosamente tía Monita. Dice así:
Tía Monita
es una muchacha
tan lista como bonita.
Y aunque nos pone la inyección
te queremos un montón.