sombras

Sabe que cuando le enfada algo de alguien, eso que le enfada, también está dentro de usted? ¿Y que cuando admira algo de alguien es porque usted tiene eso que admira? Así que si le enfada el egoísmo de una persona, o admira la perseverancia de otra es porque usted tiene esas cualidades dentro de sí mismo.

Esa parte que no ve o que rechaza de usted mismo es lo que se llama sombra, y todos la tenemos. Por ejemplo, si me sacan de quicio las personas prepotentes, es señal de que hay una parte de ello en mí que no acepto y no quiero ver. O si alguien me dice que soy una tacaña y eso me altera, es que algo de razón tiene, porque si no fuera cierto no me alteraría. O, ¿acaso me enfado si me tachan de algo que sé qué no soy? Por ejemplo, perezosa. Pues no, ni me inmuto. ¿Se da cuenta? Seguro que a usted también le pasa.

Pero no se asuste, que en su sombra no todo es negativo. También son esas cualidades positivas que hay dentro de usted, pero que aún no ha desarrollado. Así me lo mostró hace tiempo un maestro cuando nos preguntó qué admirábamos de él. Divertido, tranquilo, seguro, positivo… Cada compañero fue diciendo en voz alta lo que pensaba. Y después él nos explicó que eso, lo que cada uno había visto en él, también lo tenía dentro de sí mismo.

Porque su sombra sólo se hace visible a través de los demás, de lo que ve en ellos y en sus actos. Y porque sólo cuando algo está dentro de usted le llama la atención en el otro, ya sea produciéndole rechazo o admiración. Eso es su sombra.

Por supuesto que no todo lo que ve en los demás está dentro de usted. Tan sólo aquello que le hace reaccionar con mayor intensidad, ya sea porque le altera o porque le encanta. Si eso que ve en esa persona le deja indiferente y no le da importancia, sencillamente no forma parte de su sombra.

Así que, la próxima vez que le moleste o le encante algo de alguien, haga como yo y pregúntese qué le está queriendo decir de usted eso que está sintiendo por dentro. Verá que mágica es la vida, que siempre quiere enseñarnos algo.