Óscar Miranda, urólogo: «Con la cirugía robótica disminuirán secuelas en prostectomías y neovejigas»
Óscar Miranda, jefe del servicio de Urología del Hospital El Bierzo, desgrana la actividad quirúrgica, el uso de las técnicas más avanzadas, que se mejorará con la próxima llegada del robot Da Vinci a este centro sanitario y la oportunidad para la carrera profesional desde un hospital comarcal, pero de alto nivel y una ciudad pequeña con servicios de ciudad grande.
—¿Qué actividad tiene el servicio de Urología del Hospital El Bierzo de cirugía mínimamente invasiva?
—En torno al 80%-90% de los procedimientos que realizamos son cirugía mínimamente invasiva (por laparoscopia y por endoscopia) sobre unas 500 intervenciones quirúrgicas al año.
—¿Cuáles son las patologías que más se operan?
—En cuanto a patología oncológica, en primer lugar destaca la cirugía del cáncer de próstata, con más de 100 prostatectomías radicales, que se hacen el 100% por cirugía laparoscópica. Cuando tengamos el robot, el cáncer de próstata se operará con cirugía robótica. Hacemos un alto volumen de cirugía del cáncer renal, generalmente por cirugía laparoscópica y conservadora del riñón quitando solo el tumor. Con otro volumen relativamente alto está la cistectomía radical —quitar la vejiga por cáncer— que alcanza las 18 intervenciones al año, lo que nos coloca al nivel de hospitales de alto nivel (la Sociedad Europea de Urología señala que más de 20 cistectomías al año son una cifra alta).
En cuanto a patologías no oncológicas, destaca la cirugía de hiperplasia benigna de próstata. Con el láser de alta potencia que hemos incorporado podemos hacer próstatas de mayor tamaño, con menos sangrado y altas precoces.
También hacemos bastante cirugía de litiasis para eliminar piedras del riñón, por orificios naturales o a través de una uretrorrenoscopia con una incisión de menos de un centímetro en la espalda para acceder al riñón y fragmentar las piedras —de hasta cuatro centímetros— con láser.
—¿Están usando las técnicas más avanzadas?
—Somos un hospital de segundo nivel donde hacemos cosas de centros de alto nivel. Tenemos una buena dotación material, sobre todo en láser y en breve la cirugía robótica, y hacemos cirugía laparoscópica avanzada en procedimientos de alta complejidad. Nuestra área sanitaria, por pirámide poblacional, tiene muchos pacientes de más de 50 años con patología urológica. Esto nos permite hacer muchos casos y avanzar la técnica para operaciones complejas. La filosofía del servicio ha sido, desde siempre, apostar por la cirugía mínimamente invasiva para tener menos complicaciones y que el paciente se recupere antes.
—¿Qué va a significar el robot Da Vinci?
—Nos va a permitir hacer varias de estas cirugías mínimamente invasivas de una forma relativamente más sencilla y disminuyendo las secuelas. En la prostectomía radical podremos conservar mejor los nervios erectores y, por tanto, la función sexual; facilitará la recuperación de la continencia precozmente así como retirar la sonda antes. En el cáncer de vejiga facilitará hacer una mejor reconstrucción. Desde hace tiempo, cuando quitamos una vejiga, y está indicado, hacemos una vejiga con el intestino del paciente y la colocamos de forma intracorpórea por laparoscopia. La cirugía robótica nos va a permitir conservar los nervios de la continencia y hacer de una forma más segura y más rápida la conformación de la neovejiga. Quitamos parte del intestino, le vamos dando una forma de bola para coser a los uréteres y que el paciente pueda orinar por la uretra. Al hacerlo por vía robótica podemos ver mejor dónde está el esfínter y colocar mejor la neovejiga y con menos complicaciones.
En el cáncer renal nos va a permitir abordar casos más complejos con nefrectomía parcial, en los que el tumor se mete más en el riñón o que por sus características sea más difícil de abordar. Con la cirugía robótica vamos a tener libertad para dar los puntos y hacer cirugía conservadora del riñón en casos más difíciles.
—¿Cómo está dotado el equipo del servicio de Urología?
—El servicio de Urología tiene siete plazas de especialista y somos cinco urólogos. Siempre hemos tenido problemas de personal, con épocas mejores y peores. Nos vamos defendiendo porque estamos muy implicados y queremos crecer para poder seguir haciendo la cirugía al nivel que estamos. Hay urólogos más especializados por su formación como residentes como el doctor Pineda, para cirugía endoscópica del riñón, para quitar piedras, tumores de la vía urinaria conservando el riñón; otros para la cirugía de la enucleación láser de la próstata como el doctor Quimbaña, que desarrolla este programa; en mi caso, con las neovejigas. Para la cirugía robótica ya estoy acreditado y se va a poner en marcha el programa para que se acrediten el resto de profesionales. Todo eso sale de su tiempo. La falta de profesionales las suplimos con ganas e interés. Con la nueva oposición, esperamos que llegue algún urólogo más.
—Con su trayectoria en Urología y en el Hospital El Bierzo. ¿Cómo animaría a nuevos profesionales a vincularse a este servicio y romper el prejuicio hacia hospitales más pequeños?
—Llevo aquí casi doce años y han pasado muchos urólogos. Ninguno se ha marchado por temas profesionales, sino personales porque tenían la familia fuera. Todo el mundo se ha ido muy contento de cómo ha podido desarrollar su capacidad profesional y sus capacidades quirúrgicas. Han marchado mejor formados de lo que llegaron y donde han acabado trabajando nos han destacado que han aportado técnicas nuevas que aprendieron aquí en otros hospitales (Alicante, Cantabria o Madrid...). Tenemos una uróloga que de aquí marchó a La Paz porque la fichó el jefe de Urología. Y todo el mundo que ha pasado por aquí también ha aportado algo. Somos un servicio abierto para que todo el mundo aporte. Hubo especialistas que nos enseñaron a hacer cirugía de la uretra; otros nos enseñaron a hacer cirugía retroperitoneal endoscópica. Es una de las grandezas del hospital. Somos muy familiares y la opinión de todo el mundo cuenta. El Hospital El Bierzo es una buena escuela en Urología y en Ponferrada se vive fenomenal. Soy riojano y creo que es una ciudad relativamente pequeña con los servicios de una ciudad mucho más grande. Es un sitio ideal para tener hijos —mis hijos son bercianos y mi mujer también— y para poder desarrollar aficiones en la naturaleza, si te gusta el monte.