Ricart… revolución conceptual
Nacido en Barcelona en 1897 y doctorado en Ingeniería Industrial en 1918, la trayectoria de este genio automovilístico español, arrancaría bastante antes del desembarco de Wifredo Ricart en Alfa Romeo: nuestro protagonista ya había firmado diversos proyectos en España fundando, junto a Paco Pérez de Olaguer, la empresa «Ricart y Pérez» dedicada a la fabricación de motores para usos industriales. Posteriormente devenida en «Motores y Automóviles Ricart» —tras la marcha de Pérez de Olaguer— y dedicada a la producción de automóviles en pequeñas series, llegando a diseñar incluso motores para Hispano-Suiza.
No sólo el máximo responsable ‘Alfista’ Ugo Gobbatto confiaría plenamente en Wifredo, también Vittorio Jano, otro de los grandes ingenieros de la época, sentía auténtica admiración por los proyectos de Ricart, plasmados —con el mayor esfuerzo— en algunos de los coches que pilotarían grandes mitos de la competición: Tazio Nuvolari, Clemente Biondetti, Jean-Pierre Wimille, Piero Taruffi…
Abundan, no son pocos, los especialistas en historia del automóvil que sostienen la teoría de que Wifredo Ricart, su creación de monoplaza con motor central-trasero (aquel impresionante V12) muy bien podría haber cambiado el curso de las competiciones en la F1… de no haber sido por el triunfo del Alfetta 158 ganador, con Nino Farina, del Gran Premio de Gran Bretaña 1950, la primera carrera que abrió el camino al Mundial de F1 tal como hoy lo conocemos.
De vuelta a España en 1945, Wifredo Ricart se uniría en la ‘Empresa Nacional de Autocamiones Sociedad Anónima’ (ENASA) Pegaso, ya saben, para crear otra joya… el ‘muy’ deportivo Z-102.
Pero esa… ya es otra historia.