Toyota Land Cruiser. Icónico… en sus raíces
Inspirado en su histórico legado, el nuevo Land Cruiser 250 sigue fiel a sus principios: calidad, durabilidad y fiabilidad. Innovadora plataforma, chasis más rígido y resistente, mejor comportamiento en carretera y fuera del asfalto. Optimizado motor turbodiesel (2.8 litros) y cambio automático de 8 velocidades. Su tarifa se centra en 76.450 euros.
JAVIER FERNÁNDEZ
Siete décadas… nos contemplan. Lo de Toyota con el Land Cruiser, es una historia de continuidad filosófica… «para llegar a cualquier sitio», como le gusta manifestar al fabricante nipón.
Ahora, el primer Land Cruiser en adoptar dirección con asistencia eléctrica, y un también nuevo sistema de barra estabilizadora desconectable.
A lo largo —y ancho— de los últimos setenta años, Toyota ha desplegado el abanico del Land Cruiser entres series paralelas: Station Wagon (la actual Serie 300, disponible en África, Oriente Medio y Asía-Pacífico); Heavy (la mundialmente famosa Serie 70, conmemorativa del cuadragésimo aniversario, que se venden en África, Oriente Medio y Pacífico); Light Duty (gama que incluye la nueva Serie 250, la principal propuesta para Europa).
El primer Light Duty, que entró en catálogo en 1985, ha evolucionado hasta acercarse al más lujoso —y voluminoso— Land Cruiser 300; ahora, el 250 de 2024 es el resultado… de la vuelta a los orígenes: «Hemos cambiado nuestra percepción, decidimos volver a nuestras raíces de todoterreno práctico y asequible», sostiene el ingeniero jefe Takashi Yamamoto.
Esta «vuelta a los orígenes» la manifiesta Toyota en el diseño del renovado Land Cruiser: fusión de legado y modernidad; estilo robusto que proyecta fiabilidad trufada en estética atemporal.
El Land Cruiser bebe en las fuentes del Toyota BJ, lanzado hace 72 años, en agosto de 1951 para, poco después, demostrar su potencia y capacidades todoterreno al convertirse en el primer vehículo en ascender a la sexta estación del monte Fuji; desde entonces, la misión de Toyota para el Land Cuiser ha sido ofrecer un vehículo capaz de llevar a sus clientes a su destino con total seguridad, incluso en los más adversos entornos, que ha acabado por convertirlo en uno de los pilares comerciales del fabricante nipón: 11,3 millones de unidades vendidas en más de 170 países.
Su clásica silueta recuerda poderosamente a la estética de sus antecesores de las series 40, 60 y 70: un firme eje horizontal, un alargado capó, parabrisas vertical y un corto voladizo frontal; escrupulosamente fieles, sus proporciones, al histórico legado que mantiene el Land Cruiser: habitáculo en forma de caja situado por detrás del eje vertical del vehículo, ganado así espacio interior y confort: 4,92 metros de largo; 1,98 de ancho y 2,85 metros de batalla.
Con, además, unos elementos frontales que siguen recordando la clásica imagen del modelo: componentes funcionales centrados y una posición más alta de los faros delanteros para preservarlos de posibles daños en condiciones adversas. También la recuperación del logotipo clásico de Toyota en el centro del frontal y también detrás, sobre el embellecedor de la placa de matrícula, incluso las esquinas de los paragolpes son muy fáciles de sustituir si se dañan.
Los faros frontales vienen dados por tres rectángulos LED o un clásico proyector bi-LED ; también con vistas a prevenir daños, las luces antiniebla delanteras están encajadas en las esquinas del paragolpes; las biseladas esquinas delanteras y traseras, lo que ayuda a la maniobrabilidad del vehículo, y las partes inferiores de las puertas presentan una recortada superficie cóncava.
Una de las prioridades del diseño se centró en que el conductor disfrutase de la mejor visibilidad frontal y lateral posible; dibujando así un capó con los laterales más elevados, de forma que resulta más fácil ubicar las esquinas del coche, y una parte central más hundida, que mejora la visibilidad frontal. Para mejorar la visibilidad lateral, el pilar delantero se ha colocado en un ángulo más vertical, se han unido los retrovisores a las puertas y se ha rebajado en una treintena de centímetros la línea de cintura, todo un guiño al Toyota Serie 70.
Se montan llantas de aleación de 18 pulgadas, y detalles de optimización aerodinámica como la persiana en la parrilla superior para tapar el paso del aire al compartimento del motor, reduciendo así la resistencia aerodinámica y se han instalado unos deflectores frente a las ruedas delanteras, que frenan el aire. Se han añadido unas molduras a las puertas, para reducir el flujo de aire por los laterales de la carrocería, y un alerón zaguero que ayuda a alejar la corriente de aire de la trasera del vehículo.
La funcionalidad del diseño interior se traduce en un cuadro de mandos de líneas horizontales, para facilitar ‘la percepción del vehículo en condiciones complicadas de uso, combinado con una pantalla de 9 o 12,3 pulgadas, según versiones; se incluye un sistema de navegación en la nube, con información del tráfico en tiempo real.
En el capítulo mecánico, el rediseñado tetracilíndrico multiválvulas turbodiesel de rampa común y 2.8 litros, que rinde 204 CV (50,7 metros/kilo de par), se combina con una nueva transmisión automática (‘Direct Shift’) de 8 velocidades. Este motor se ha diseñado para ofrecer una aceleración lineal con una potente respuesta inicial, reducir el consumo y mostrar un silencioso funcionamiento; también cuenta, el nuevo cambio automático, con un innovador sistema de bloqueo del convertidor hidráulico de par, que reduce las fluctuaciones de transmisión.
El próximo año 2025, podrá elegirse este motor turbodiesel 2.8 litros con un sistema de hibridación ligera (48 voltios) merced al motor-generador eléctrico alimentado por una compacta batería de iones de litio.
La buena noticia para los amantes de la conducción todotrerreno es que Toyota conserva, en este nuevo Land Cruiser el ‘hardware’ que ha hecho célebres a las generaciones anteriores: caja tránsfer y diferencial autoblocante Torsen bloqueable manualmente, además de la reductora y el diferencial trasero también bloqueable manualmente, como también el control de avance lento —‘Crawl Control’— y hasta cinco programas ‘Multi Terrain Select’ que permiten ajustar, mediante un sencillo mando giratorio en la consola central, la dirección, la fuerza de tracción y el control hidráulico de los frenos.
El sistema MTS ofrece como novedad un adicional modo ‘Auto’, para que el conductor no tenga que cambiar la configuración, y pueda utilizarse cuando el vehículo está en modo de transferencia alto y bajo.
En modo de transferencia baja, se cuenta con cuatro opciones (barro, arena, roca y auto) y cinco posibilidades en el modo de transferencia alta (barro, arena, tierra, nieve y auto).