Diplomat, la diplomatura de Opel
Gran embajador del lujo y las prestaciones del Blitz. En 1964, el lanzamiento del Diplomat redondeaba la gama ‘KAD’, donde también militaban el Kapitän y el Admiral.
Diplomado… buque insignia. En sus dos generaciones (1964-68) el Opel Diplomat se convirtió en buque insignia de la marca del rayo: potentes motores y altas prestaciones (V8 de 5.4 litros y230 CV), lujosos acabados y casi 5 metros de longitud. Carrozada por Karmann, la versión Coupé alcanzaba 250 por hora de punta.
Con la gama ‘KAD’ –tres modelos lanzados en 1964—, Opel iniciaba una ofensiva en el segmento Premium: Kapitän, Admiral y Diplomat, «Los Tres Grandes» de Rüsselsheim, como se conoció en el época; en este ‘tridente’ de lujo, el Diplomat jugaba el papel de tope de gama, embajador tecnológico merced a sus prestaciones ruteras, y los más exclusivos acabados que podía ofrecer el Blitz.
Para lograr un automóvil que pudiese medirse con las realizaciones Premium del momento, Opel se fijó en las grandes berlinas y sedanes que suponían un buen porcentaje del mercado automovilístico al otro lado del Atlántico.
En Detroit, los diseñadores de la marca germana descubrieron una nueva tendencia: la «Nueva Versión», un diseño lineal y minimalista, que huía de los adornos superfluos, los elementos barrocos y los rasgos futuristas que habían dominado en la década de los 50, apostando por trazos puros y una sobria elegancia.
Con 9.152 unidades en su haber, el Opel Diplomat lograría imponer su estilo en el tradicional segmento premium europeo con un automóvil que muy bien podría haber triunfado en las autopistas interestatales americanas por su diseño, dimensiones y gama de motores.
Luciendo los tres característicos volúmenes (maletero separado) de los sedanes estadounidenses, además de un estilismo que triunfaba por aquellos años en Norteamérica, el Opel Diplomat ofrecía unas dimensiones propias del coche ‘Made in USA’: 4,94 metros de largo; 1,92 dc ancho y 2,84 de batalla (distancia entre ejes).
Bajó el capó, las sensaciones también eran puramente americanas: motores V8 de origen Chevrolet, que se montaban en célebres deportivos como los Corvette o los Camaro.
A lo largo de la vida comercial del Diplomat, las mecánicas V8 ocuparon, indiscutiblemente, el techo de la gama. En un primer momento, se comercializó una motorización de 4.6 litros y 190 CV, capaz de alcanzar 200 por hora de punta y de acelererar de cero a cien en 11,0 segundos. Posteriormente se lanzaría un motor de 5.6 litros y 230 CV, capaz de superar los 200 por hora, marcando 9,0 segundos de cero a cien; propulsor que, subido a 250 CV, sería la base para el Diplomat Coupé, la versión más deportiva y lujosa del modelo carrozado y preparado por Karmann.
Todas estas mecánicas V8 estaban unidas por otro elemento típico de los automóviles del Nuevo Mundo: una caja de cambios automática de 2 velocidades ‘Powerglide’.
También el catálogo del Diplomat contaba con mecánicas más acordes a lo que estaba en boga en los coches europeos de la época: 6 cilindros en línea de 2.6 y 2.8 litros, con potencias de 100 y 125 CV respectivamente.
Respecto al habitáculo, el Opel Diplomat se convertía en todo un embajador de la elegancia, el lujo y el prestigio con el sello de Opel: refinada tapicería, un salpicadero que ofrecía la calidez de la madera natural. Los asientos podían reclinarse y las cuatro ventanillas contaban con elevalunas eléctricos. Los retrovisores exteriores se regulaban desde el interior, mientras que la dirección y los frenos montaban un sistema hidráulico, y los faros antiniebla se ofrecían de serie.
En 1967, Opel sometía al Diplomat a su primer ‘restyling’, a la vez que también se incorporaban novedades técnicas: dirección por recirculación de bolas y una luneta térmica.
Dos años más tarde, con la segunda generación Diplomat B, llegarían cambios de mayor enjundia: la carrocería se acortaba hasta los 4,92 metros, mientras se mejoraba el chasis con la adopción de un eje De Dion en la suspensión trasera.
En el apartado mecánico, se estrenaba inyección electrónica en el motor 2.8 L6, y el V8 de 5.4 litros se unía a la caja de cambios automática ‘Hydromatic’ de 3 velocidades.
Total… toda una declaración de intenciones con la que Opel manifestaba sus posibilidades de competir en diversos campos de la industria automotriz.