911, una nueva referencia
La llegada, en 1963, del mítico ‘nueveonce’ animado por un motor de 6 cilindros marcó un punto de inflexión para la marca en su particular lucha contra el cronómetro. El 911 destacó desde el principio en este terreno: diseño aerodinámico, ligereza y su motor trasero, que propiciaba una excelente capacidad de propulsión, un no menos excelente comportamiento rutero y una singular capacidad de aceleración.
Así, el primer 911 (130 CV), cubría el «0-100» en escasamente 9,1 segundos; la versión deportiva 911 S de 160 CV (1967), daría otro gran salto adelante rompiendo la barrera de los 8 segundos: solamente 7,5 para alcanzar los 100 por hora desde parado.
Aunque el verdadero ‘game changer’, que colocó a la serie 911 como referencia entre los deportivos, fue el 911 2.7 Carrera RS de 1973; versión homologada para competición, especialmente aligerada y animada por un motor de 210 CV que, unido a una caja de cambios de desarrollos cortos, alcanzaba los 100 Km/h. en 5,8 segundos. Fur el primer Porsche de producción en bajar de los 6 segundos, registro que, aún hoy, sigue siendo excelente y que rompió moldes… hace más de 50 años.
Sólo un año después, la evolución 911 3.0 Carrera RS, ‘arañaba’ otras tres décimas al crono, reduciendo el tiempo a 5,5 segundos.
En una suerte de maravillosa alineación de estrellas, es exactamente el mismo registro que alcanzaba el innovador 911 3.0 Turbo, presentado también en 1974. Con la llegada del motor de 3.3 litros y 300 CV (1977), el 911 Turbo consigue una aceleración de de 0 a 100 en 5,2 segundos; marca que le permitiría mantener el trono como Porsche de producción en serie con mayor capacidad de aceleración… durante casi una década.