Diario de León

Reportaje | antonio montilla

Las señoras de La Moncloa

La ex esposa de Felipe González y la mujer de José María Aznar ostentan cargos públicos, mientras que la de Rodríguez Zapatero vive al margen de la política

Sonsoles Espinosa y Rodríguez Zapatero.

Sonsoles Espinosa y Rodríguez Zapatero.

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El reciente reportaje de la revista Vanity Fair , en el que un grupo de alleados de Sonsoles Espinosa desmenuzaba aspectos poco conocidos de su vida privada ha vuelto las miradas hacia La Moncloa. Los comentarios refrendan que esta abulense, licenciada en Derecho, pero soprano de profesión, defiende a ultranza su intimidad, algo que también hicieron sus antecesoras. Lo que todos los allegados le atribuyen es una injerencia cero en los asuntos de su marido. Su círculo de amistades dice que es incapaz de interferir en la decisión final de Zapatero sobre si se presenta o no a las elecciones del 2012. «Ella es sensata y sabe dónde está, no tiene la llave de la reelección de su marido, eso es un topicazo», cuenta la diseñadora Elena Benarroch.

La versión de sus amigos es también coincidente en que reconoce que su sitio está en Madrid, pero añora la vida mucha más tranquila de León. La Moncloa, desde luego, no le divierte. Sus preferencias: su trabajo, que le permite viajar casi de incognito a ciudades en las que puede perderse por las calles como Buenos Aires, París e, incluso, Barcelona, y su familia. Algunos de sus amigos hacen notar que, en ciertas ocasiones, resulta sobreprotectora con sus hijas Laura y Alba.

La mujer de Zapatero tiene su propio paso, muy acorde con la evolución de la sociedad española. Ni dejó su trabajo al llegar a Madrid ni se ha dedicado a presidir fundaciones benéficas y, por encima de todo, camina ajena a la senda de la política, vereda por la que sí transitan sus antecesoras, Carmen Romero -”ya divorciada de Felipe González-” y Ana Botella. Trabajan y viven la política con intensidad y dedicación, en absoluto se pueden considerar floreros . Romero vivió en primera fila tanto la trinchera de la clandestinidad antifranquista como las mayorías absolutas. Comprometida con la lucha democrática, en los agitados años del principio del fin de la dictadura, cambió pronto la enseñanza -”se licenció en Filosofía y Letras-” por la política. Aunque tuvieron que pasar siete años en la Moncloa para que fuese diputada del PSOE por Cádiz, cargo que ostentó desde 1989 hasta el 2004. Ahora es europarlamentaria.

Botella comparte gusanillo político con Romero, aunque se inclinó por la labor municipal. Hoy ejerce de número tres de Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid, al que llegó en el 2003. Por entonces, su marido era aún presidente.

Botella y Romero también han trazado una acentuada frontera entre sus vidas privada y pública. La mujer de Aznar no dio pábulo a los rumores sobre una presunta relación entre el ex presidente y una ministra francesa, mientras que Romero jamás ha comentado la nueva vida de González. Lo máximo que ha llegado a señalar ha sido: «Felipe y yo nos quitamos las alianzas hace más de 20 años».

Los celos por su privacidad empujaron a Botella a presentar una demanda contra Aquí hay tomate por «intromisiones ilegítimas contra sus derechos fundamentales» al alentar el rumor de que ella y su esposo estaban a punto de divorciarse. A los que se pregunta por su carácter recuerdan su desapego por el pasado y su preocupación por el presente. «El día que mi marido dejó la Presidencia -”cuenta-” lo mandé a El Corte Inglés a comprar porque había que volver a la normalidad cotidiana».

1397124194 Hijas y nietas. Las semejanzas entre las tres van más allá. La formación y la educación son un legado que consideran básico transmitir a las siguientes generaciones, aunque sin interferencias. Espinosa todavía sólo tiene hijas, pero Romero y Botella ya abrazan nietas. «Creo que a los hijos los deben educar los padres. Yo creo que a mis hijos los hemos educado razonablemente bien, así que ahora les toca a ellos educar a mis nietos», dijo Botella a XL Semanal.

Romero pide a la vida poder «disfrutar» de sus cinco nietas, a las que le gustaría legar su pasión por la literatura. Los que la conocen confirman que, lejos de mirar hacia atrás, la europarlamentaria ha apostado por el trabajo y el buen humor como elemento básico de su día a día.

Al club de la formación se apunta Espinosa, que sigue de cerca la evolución académica de sus hijas a las que, de momento, les ha transmitido su amor por la música, aunque no se inclinan por la clásica, como su madre, sino por melodías más heavy.

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