Diario de León

«Pase lo que pase, siempre nos va a tener»

FAMILIA FERNÁNDEZ LUENGO. Trobajo del Camino

Lucía Fernández Luengo, Pilar Luengo y Juan Carlos Fernández, se estrenaron como familia de acogida

Lucía Fernández Luengo, Pilar Luengo y Juan Carlos Fernández, se estrenaron como familia de acogida

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León

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Iban a por una adopción y descubrieron el acogimiento familiar. «Fue mi marido a la Junta a informarse sobre la adopción y le informaron del programa», señala Pilar Luengo. Se formaron durante cuatro meses con el equipo de Cruz Roja de León y cuando menos lo esperaban, en julio del año pasado, llegó un niño de ocho años que desde muy pronto se sintió como en casa.

Tiene su propio espacio y quiere ser uno más en el hogar: «Me pidió que pusiera fotos suyas como las de Lucía, mi hija, y los perros son sus perros», explica. «Siempre tuve ganas de tener otro hijo, pero desde que está con nosotros no pienso en ello. La verdad es que hemos tenido mucha suerte. Se ha adaptado muy bien y es muy cariñoso», admite.

Lucía está a punto de cumplir 17 años y, aunque tiene una discapacidad visual, «ya es independiente», señala su madre. Con todo, la «vuelta» a las rutinas escolares no ha supuesto ningún problema para la madre de acogida. «Hay una gran diferencia con los colegios de hace años: hay madrugadores, los horarios son diferntes, lo veo todo mucho más fácil. No me supone el estrés de horarios que me supuso Lucía en su día», explica Pilar Luengo.

Además, para una hija única la «experiencia de compartir y ver que todo el mundo tiene problemas, en caso de una manera, le está siendo muy útil», añade. Lucía estaba deseando que llegara alguien a su casa. «Cada vez que nos llamaban se impacientaba y preguntaba: ¿ya viene?». Por supuesto, ella fue partícipe de la decisión de emprender el acogimiento familiar.

Pese a la diferencia de edad, han encajado muy bien, lo cual no quiere decir que no haya diferencias: «También tienen sus momentos y como dice mi marido a veces ya riñen como hermanos», matiza.

Pilar Luengo es consciente de que el acogimiento es temporal y de que la familia del niño tendrá una nueva oportunidad, sólo pide que «esté el suficiente tiempo para que vea otra vida y que en el futuro pueda decidir lo que quiere».

De lo que tenía en su casa sabe poco, pero en el hogar de la familia que le acoge le ofrecen «cariño y también disciplina. Todo lo que podemos», apunta.

El niño le ha dicho alguna vez: «Tú eres mi mamá, porque eres la que me cuidas». Y ella, con prudencia, siempre le contesta: «¡Qué suerte que tienes dos familias!». Si hay algo que las familias acogedoras no pueden perder de vista es la temporalidad de la situación, aunque haya casos en los que, al cumplir la mayoría de edad, han optado por quedarse con la familia de acogida de mutuo acuerdo. Son casos puntuales, pues «el objetivo del programa es que puedan volver con su familia biológica una vez solucionada la dificultad», subraya la gerente de Servicios Sociales de la Junta, Milagros Marcos.

Para el niño también es una incógnita el futuro. Y tratan de hacérselo llevadero: «Pase lo que pase, siempre nos vas a tener», le responden cuando se inquieta. «Y, ¿si no me acuerdo del teléfono?», pregunta él. «Pues vas a Cruz Roja. Tú no te preocupes», le tranquilizan.

El respaldo del equipo de Cruz Roja es muy valorado por la familia Fernández Luengo. «En las reuniones ves a otras familias acogedoras y se intercambian experiencias y contamos con un teléfono al que llamar, si hace falta, las veinticuatro horas del día». Una de las recomendaciones importantes es que los niños deben «ser conscientes de su realidad» para que, si se da el caso, tengan un retorno normalizado. «Si este acogimiento termina haría otro. Es una gran experiencia que recomiendo a cualquiera que le gusten los niños», señala Pilar Luengo.

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