Diario de León

el nuevo león que se abre paso | jornada de puertas abiertas

De almacén de efectos a 'Palacín'

Antiguos trabajadores y vecinos conocieron ayer las nuevas dependencias

Pequeños y mayores se acercaron hasta las nuevas instalaciones tras la inauguración oficial.

Pequeños y mayores se acercaron hasta las nuevas instalaciones tras la inauguración oficial.

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manuel c. cachafeiro | león
León

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Quién iba a decir ayer a Francisco Elvira que aquel antiguo almacén de material de efectos donde pasó 43 años trabajando se convertiría con el tiempo en el 'Palacín' del futuro Palacio de Congresos de León. Y que allí donde se apilaban en estanterías los repuestos y estaban los talleres de carpintería y calderería fueran ayer un hervidero de niños y mayores contemplando unas instalaciones llamadas a cambiar el futuro de la ciudad.

Francisco Elvira, que fue el último trabajador que abandonó las instalaciones cuando cerró en 1992, trataba de ubicarse en lo que ahora es un espacio diáfano, una sala multiusos y una futura cafetería junto a su amigo Antonio, que trabajó en la misma fábrica 39 años. «Todo esto estaba lleno de estanterías con tuberías, rodamientos». «Allí estaba el cepillo»...

Ambos fueron algunos de los leoneses que ayer por la tarde se acercaron hasta las nuevas instalaciones, en un día de puertas abiertas animado con trucos de magia, música y teatro para los más pequeños. El barrio de La Vega sigue añorando la vieja azucarera porque fue su vida. Aún hoy a lo largo y ancho de la calle Doctor Fleming se mantienen los nombres de algunas tiendas y bares que dieron solera a la zona, como el Rioja, pero todos están cerrados, señal de su declive en los últimos 20 años.

La entrada a la fábrica, por donde entraban los camiones, tenía ayer una imagen muy distinta. Dos puestos de venta de algodón de azúcar recordaban el pasado, para no olvidar de dónde viene una historia todavía por contar. Muchos niños, pero también gentes de mediana edad y mayores. «Siempre hemos estado marginados. Por fin parece que somos de la misma ciudad», recordaba Juana, vecina del barrio. «Ya era hora», era el comentario general.

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