Diario de León

LA BATALLA POR LA DIPUTACIÓN | Lázaro García Bayón

El disputado voto al hijo de Pepe y Petra

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manuel c. cachafeiro | león
León

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Lázaro García Bayón no contempla otro escenario que ganar y volver a ser alcalde de Villaquilambre y repetir como diputado provincial. Pero ésa es otra historia. Hoy no se trata de conocer sus propuestas de futuro. Hoy, el reportaje es cómo vive el candidato de UPL un día cualquiera de la campaña en su doble condición de cabeza de lista en el cuarto municipio de la provincia y también como aspirante a la Diputación.

Lázaro, el hijo de Petra y de Pepe, es de sobra conocido en el municipio, especialmente en Navatejera, «mi pueblo», como a él le gusta decir. Allí es Lázaro y para algunas mujeres mayores, Lazarín.

Esa cercanía a la manera de Lázaro ha sido una de las claves de su personalidad para mantenerse todos estos años como alcalde. Y estos días también, su arma para unas elecciones que son más abiertas que nunca en Villaquilambre, con posibles pactos a dos, tres y hasta cuatro bandas entre UPL, PP, PSOE y Cíviqus. A una semana de las elecciones, la quiniela se antoja imposible de acertar.

El día empieza a una buena hora. Son las diez de la mañana. Lázaro llega al Ayuntamiento en su coche, un Volkswagen Touareg. Viste de sport: pantalón vaquero, americana azul con coderas y camisa de rayas con doble cuello.

El día es soleado. A esa hora, a la puerta del Ayuntamiento, como alcalde recibe al subdelegado del Gobierno, Francisco Álvarez. La visita tiene una agenda muy concreta. Celebrar una junta de seguridad, una reunión periódica que se suele tener un par de veces al año. Villaquilambre no es un municipio con grandes problemas. La reunión tiene más que ver con todo lo que es la puesta en marcha de la jornada electoral del 22-M: papeletas, urnas, instalaciones...

Una hora más tarde, la reunión concluye. De nuevo a la puerta, apretones de mano, despedidas, saludos de los mandos de la Guardia Civil y poco más. Lázaro García Bayón coge su coche particular en compañía de su teniente de alcalde y número dos de la lista de UPL, Pilar Reguero, y se dirige a toda prisa a Villaobispo. Esta vez le espera el consejero de Fomento, Antonio Silván, para visitar las obras de la iglesia, sufragadas con cargo a los presupuestos de la Junta. Lo que en otro momento sería un acto institucional se convierte en electoral. Aparte de Silván, cabeza de lista a las Cortes por el PP, están todos: Manuela Ordás, candidata del PSOE a la Alcaldía; Manuel García, que ha vuelto al redil de los populares. «Hombre Lázaro, qué tal», le saluda afectuosamente Silván. «Hola», le dice Manuel García. «Buenos días, Lázaro», se presenta Manuela Ordás. Nadie se siente ajeno, pero todos se miran de reojo. «Lázaro, hemos sido buenos compañeros de equipo de gobierno, y eso no es incompatible con que ahora cada uno luchemos por nuestro espacio político. Es lo que toca», le dice Manuela Ordás.

El acto apenas dura diez minutos. El cura abre la puerta, los protagonistas se hacen la foto, y todos para Casa Estrella, uno de los buenos sitios donde comer bien en esta zona del alfoz de León. Allí más abrazos, tertulia distendida, salvo entre Lázaro y Manuel García, y un café para todos. Al final del acto, Lázaro lleva la peor carga. Tiene que pagar de su bolsillo la invitación.

Pasadas las 12, sin cambiar de chaqueta, se pone el mono de la campaña de verdad. La primera parada es en la propia casa del candidato. El salón del chalé de Lázaro, en la parte alta de Navatejera, es el cuartel electoral de UPL. No tienen otra sede. Allí, una decena de personas se dan toda la prisa del mundo en meter papeletas de la candidatura en sobres que hay que repartir casa a casa. También allí están las cajas con las famosas bolsas que en esta campaña regala UPL. En rojo, azul, verde... todos menos el púrpura. Y es que en merchandaising el color de León no existe.

En el municipio de Villaquilambre se celebran dos mercadillos, uno el miércoles en Navatejera y otro el sábado en Villaobispo. «Y los dos gracias a mí», dice Lázaro. Los leonesistas empiezan por el final, por la zona más cercana a la cuesta que sube al Hospital, por donde menos gente hay. Lázaro aparca su coche. Algunos de los que estaban en su casa descargan las bolsas y otros artículos de regalo, como bolígrafos y banderas de León.

«Pero bueno, si no sabía que veníais. Dame dos bolsas, una para mí y otra para mi hija», le dice una mujer. «Lázaro, hay que ganar», le dice otro vecino.

Todos los simpatizantes de UPL llevan en sus manos una decena de bolsas, pero no llegan ni a la tercera parte del mercadillo y ya han repartido todas. «Es que son buenísimas», comenta otra mujer.

A muchas de las personas que se le acercan, Lázaro les conoce con nombres y apellidos. «Cuando llegué al Ayuntamiento este municipio no era ni la sombra de lo que es. No había apenas un desarrollo urbanístico; era una zona con problemas...», explica Lázaro.

Aunque sea -˜in pectore-™ el candidato a ocupar el sillón de la UPL por el partido judicial de León, si todas las previsiones se confirman, Lázaro García Bayón centra exclusivamente su campaña en Villaquilambre. Puede que se escape algún día a un pueblo, pero su objetivo mañana, tarde y noche son las localidades del ayuntamiento que gobierna: Navatejera, Villaobispo de las Regueras, Villaquilambre, Villarrodrigo, Villamoros, Villasinta, Robledo, Villanueva del Árbol, Canalejas y Castrillino. Aunque el municipio haya crecido y hoy se vean urbanizaciones por todas partes, la campaña electoral se hace puerta a puerta.

Lázaro sigue en el mercado. Allí aparecen otros candidatos. Suena de música de UPyD. Todas las bolsas que ha llevado Lázaro y su equipo de colaboradores han desaparecido.

Pilar Reguero es también la número tres a las Cortes. «Va a estar en las Cortes», asegura Lázaro García Bayón. El programa de UPL tiene tres grandes retos: ampliar y crear empleo en el polígono industrial, construir el centro de salud en una zona a medio camino entre los dos pueblos más poblados del municipio, Navatejera y Villaobispo, y una residencia de ancianos, que como alcalde ya intentó sacar adelante este mandato sin éxito. «No vamos a proponer obras faraónicas, porque ya se han hecho. El abastecimiento, el edificio del Ayuntamiento, la carretera León-Collanzo y la carretera de Santander ya no son como eran», explica.

La mañana acaba. Como una mañana más, trabajando en el Ayuntamiento y después como candidato, recorriendo los diferentes pueblos. «Bueno, es la hora de comer», se despide.

La tarde tiene como destino las urbanización del Alto León, en la carretera de Asturias. Es una zona totalmente nueva, donde mucha gente no tiene el mismo contacto con el Ayuntamiento que el vecino que conoce a Lázaro de toda la vida.

En Villaquilambre se da la doble condición de pueblo y zona residencial. Lázaro confiesa que muchas de las personas mayores que se le acercan, especialmente en Navatejera, sabe a quien votan. «Muchas a mí, y otras no», dice con una pizca de ironía.

En el Alto León toma primero un café en uno de los hoteles de la zona y después, con ayuda de la megafonía se dispone a ir puerta a puerta llevando la publicidad de la UPL. «En este municipio la campaña electoral todavía se hace puerta a puerta. La gente que ha venido de fuera quiere buenos servicios. Yo creo que se los hemos dado; esperamos, por tanto, repetir».

La crisis del ladrillo ha frenado en seco el crecimiento de Villaquilambre. En los buenos años de la construcción fue el municipio que creció a mayor ritmo en toda Castilla y León. De los 2.000 habitantes que tenía en 1900 -entonces era un pueblo agrícola y sobre todo ganadero-, pasó a 3.800 en los años 60 cuando León empezó a crecer, algo más de 5.000 a finales del siglo XX, en los años 90, y 17.000 según el último censo.

Lo que hoy es una enorme pradera entre Navatejera y Villaobispo será en el futuro el corazón del nuevo Villaquilambre. Lázaro García Bayón sueña con ver hecho realidad ese dibujo del Plan General de Ordenación Urbana. Pero eso no se sabrá hasta el 22 de mayo. Entonces sabrá si sigue como alcalde

Mientras, la campaña puerta a puerta seguirá. No sólo Lázaro. El método es el mismo para Cíviqus, PP, PSOE... Todos los días, hasta el próximo viernes 20 de mayo.

Lázaro termina de nuevo en su casa. «El jardín está un poco abandonado, pero no tengo tiempo», se lamenta. El hijo de Petra y Pepe acaba el día como empezó. Mañana será otra jornada para repartir folletos, bolsas... y para hablar con los vecinos. La campaña de Villaquilambre se juega en el puerta a puerta. A pie de calle. Ésa es la clave de todas las claves.

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