La marcha negra llega a Sanchidrián

Unas temperaturas más agradables han dado hoy una tregua a los integrantes de la marcha negra en la decimocuarta etapa entre las localidades abulenses de Arévalo y Sanchidrián, distantes entre sí unos 25 kilómetros, lo que sitúa a la comitiva a poco más de 100 kilómetros de Madrid, su punto final.

Tras partir de Arévalo pasadas las 7.00 de la mañana, los doscientos mineros han llegado en torno a las 12.00 del mediodía a Sanchidrián (850 habitantes), donde han sido recibidos por un grupo de familiares, amigos y compañeros desplazados desde las cuencas mineras.

Allí, en la Plaza Mayor, y ante el Ayuntamiento, el alcalde del pueblo, Juan Antonio Rivero (PP), ha recibido a los mineros dándoles la «bienvenida» y cediéndoles el Centro de Día, el Frontón Municipal y las instalaciones deportivas, tal y como ayer sucedió en Arévalo.

El regidor ha elogiado la «admirable lucha» de este sector que «defiende sus derechos», aunque ha reconocido la existencia de dificultades en la negociación, al mismo tiempo que espera una «solución por ambas partes»

 Rivero ha encabezado desde el Consistorio una comitiva que ha trasladado a los integrantes de la marcha minera hasta las instalaciones en las que han podido reponerse del esfuerzo realizado hoy y del acumulado en las trece etapas previas.

Tras la caminata de ayer, una de las más largas -con 37 kilómetros- y duras por el calor, la de hoy ha sido algo más liviana, debido a unas temperaturas mucho más agradables y al viento fresco que ha ayudado a los mineros en su esfuerzo.

A poco más de 100 kilómetros de Madrid, Hilario Suárez, de 43 años y procedente de Sotrondio (Asturias), trataba de curar una tendinitis en el tobillo derecho, que le ha impedido realizar la etapa de hoy a pie, aunque la ha hecho en la ambulancia.

«Prefiero acompañar a mis compañeros», señalaba Suárez, mientras expresaba su esperanza de que «con algo de reposo, hielo y una inyección», mañana pueda reincorporarse a la marcha en el trayecto de poco más de 20 kilómetros entre Sanchidrián y Villacastín (Segovia).

Minero desde hace 21 años, confía en que estas movilizaciones sirvan para algo y espera que la solución «venga de Bruselas», porque en su opinión «si quieren, la hay».

Por su parte, Alberto López, de 25 años y procedente de Vega de Espinareda (León), era uno de los más frescos, ya que además de su juventud, se incorporó a la marcha en Tordesillas para sustituir a un compañero que no pudo seguir porque se le hinchó una rodilla.

«Rendirnos no nos vamos a rendir», ha comentado este joven que lleva cuatro años en la mina, antes de expresar su deseo de que las movilizaciones del sector sirvan para algo, ya que de los contrario «habrá otros remedios».

«Nos jugamos mucho, porque es lo que tenemos y forma parte de la historia de España», asegura, para después expresar su contrariedad por el hecho de que habiendo carbón autóctono, se prefiera importar el procedente de otros países.

Alberto López e Hilario Suárez son dos de los integrantes de una marcha que hoy ha sido obsequiada con 1.200 galletas de chocolate «Elgorriaga», cuya fábrica ha pasado por dificultades en el último años.

Además, entre las delegaciones que cada jornada acuden desde las cuencas mineras para apoyar a los mineros, hoy han llegado autobuses procedentes de la comarca del Caudal con representantes de aquellos municipios, entre los que figuraba el secretario de Organización del PSOE asturiano, Jesús Gutiérrez.

Tras la etapa de hoy, mañana emprenderán la que les conducirá hasta la localidad segoviana de Villacastín, de poco más de 20 kilómetros.