Una noche entre barrotes, ocho metros cuadrados y una colchoneta

La heredera de una de las grandes f ortunas industriales del Bierzo, otrora casi incontable y ahora en el aire por las investigaciones que se ciernen sobre lo que reste de la misma, Maribel Martínez Parra, no es un mujer que sobresalga por sus gustos demasiado ostentosos. Ni su indumentaria, ni siquiera los vehículos que conduce —de alta gama pero discretos— resaltan especialmente entre los círculos sociales y recreativos que suele frecuentar en Ponferrada.

Pero nadie duda de que la primogénita de José Martínez Núñez, por su acaudalada condición económica, ha disfrutado desde su niñez de no pocos lujos. Muy alejados, en todo caso, de los ocho metros cuadrados del calabozo de la comisaría de la capital berciana en el que durmió —o no— toda la madrugada del martes antes de volver a servir de «guía» a los agentes de la Udyco, la Udef y Vigilancia Aduanera que efectúan los registros de la compañía que fundó su padre.

Maribel y su secretaria, también detenida, pasaron la noche en los bajos de la comisaría en unos calabozos en los que también se hallaban detenidas otras dos personas por delitos comunes. Salas casi idénticas de tamaño, franqueadas por barrotes, y en las que una colchoneta hace las veces de camastro. A los calabozos llegó el lunes a última hora de la noche después de otro llamativo registro en el domicilio tradicional de la familia en el paseo de San Antonio, en la zona alta de la ciudad.