Gesto por la Paz se disuelve tras 28 años y pide un trato humano para los presos

Gesto por la Paz de Euskal Herria anunció ayer su disolución 28 años después de su fundación. La coordinadora adoptó esta decisión en su XXV Asamblea General Extraordinaria con el voto a favor del 97% de sus militantes y ninguno en contra.

Según un comunicado leído por sus portavoces en castellano y euskera, el colectivo «afortunadamente puede plantearse hoy el cierre» gracias al «fin de la violencia» tras el cese de la actividad armada por parte de ETA. Este «ultimo objetivo» se ha alcanzado gracias a la concienciación y la movilización de la sociedad para mostrar su rechazo a ETA, reza el manifiesto.

Pese a poder dar el paso de la disolución, la coordinadora advirtió de que aún queda mucho camino por recorrer en el camino de la paz. Y este, asegura, solo se verá completado cuando se den tres condiciones: la disolución definitiva de ETA sin que exista ningún tipo de contrapartida, el reconocimiento de todas las víctimas generadas por la violencia y una política penitenciaria que «humanice» la situación de los presos de la banda.

Gesto por la Paz se fundó en 1985 como «una plataforma pacifista, cívica, unitaria, pluralista e independiente» cuyo objetivo era el dar «una respuesta organizada de la sociedad civil frente al constante azote de la violencia». Tras conocer su disolución, los partidos vascos agradecieron a la coordinadora la labor realizada durante estos años. PSE y PP coincidieron en señalar como la coordinadora comenzó a movilizarse «cuando existía mucho miedo en la sociedad y no eran tiempos fáciles». Iñigo Urkullu se valoró que «la realidad actual, la conciencia social frente a la violencia o la solidaridad con las víctimas no se podrían entender sin la aportación del colectivo».