Diario de León

El Gobierno no cambiará la política penitenciaria pese a la presión del PNV

Socialistas y populares reprochan al partido de Urkullu que fuera el «palmero» de Sortu.

Manifestación celebrada el sábado en Bilbao.

Manifestación celebrada el sábado en Bilbao.

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a. torices | (colpisa) madrid

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El Gobierno dejó ayer muy claro al PNV que el aviso que le envió el sábado al organizar y participar de forma sorpresiva junto a los dirigentes de la izquierda abertzale en una multitudinaria manifestación en Bilbao para reclamar una flexibilización de la política penitenciaria hacia los presos de ETA no va a traducirse en resultado alguno.

Mariano Rajoy no cambiará un ápice su estrategia de cero concesiones y gestos hacia ETA y su entorno mientras la banda exista, por más marchas multitudinarias que se registren en Euskadi o por más que el PNV le demuestre públicamente su descontento y decepción por lo que considera una actuación gubernamental que ralentiza e incluso bloquea el momento de la liquidación definitiva de la organización terrorista.

Da igual que se lo pida, como posiblemente hará cuando en breve se vean en la Moncloa, el lehendakari, Íñigo Urkullu, con quien, al menos hasta ahora, había mantenido una relación cordial y una unidad total en política antiterrorista pese a las conocidas discrepancias entre ambos sobre estrategias y ritmos. «La política penitenciaria no va a cambiar por una o dos manifestaciones», contestó ayer de forma gráfica el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de visita oficial en Israel.

Interior no solo no va a parar las operaciones policiales contra estructuras del entorno de ETA, como la polémica redada realizada el miércoles contra el presunto ‘aparato de presos’, sino que se niega a dar pasos de mera decisión política como acabar con la dispersión de los reclusos terroristas, repartidos por decenas de cárceles de toda España, con su acercamiento a prisiones más próximas a Euskadi.

El Ejecutivo se ratifica en que la banda no va a conseguir premio alguno por dejar de matar y que sus presos tampoco obtendrán mejoras automáticas y generales hasta que se produzca el anuncio de la desaparición definitiva de ETA. Entre tanto, solo podrán aspirar a que les trasladen a centros más cercanos al País Vasco o a acceder a los beneficios de la reinserción si rompen públicamente e individualmente sus vínculos con la banda, se arrepienten de sus crímenes y piden perdón a las víctimas por sus atentados. Las previsiones legales se aplicarán en su integridad y de forma estricta.

Factura política

El Gobierno no fue el único que trasladó un mensaje urgente al partido de Urkullu. Socialistas y populares vascos interrumpieron su descanso dominical para no esperar un solo día a pasar la factura política al PNV por haber contribuido de manera determinante a que se pudiese celebrar la manifestación de la izquierda abertzale que, en contra de lo pactado, terminó convertida en un multitudinario acto de apoyo a los presos de ETA, con los principales líderes del PNV en primera fila y con cara de pocos amigos ante lo que estaba ocurriendo.

Los dos grandes partidos nacionales dejaron claro que la marcha, que sustituyó a otra prohibida por la Audiencia Nacional, pese al lema pactado por el PNV con Sortu, ni fue en favor de los derechos humanos, ni de la paz, ni de los acuerdos, sino la misma protesta en favor de los reclusos de la banda que la izquierda abertzale celebra tras las navidades desde hace muchos años.

La portavoz del PSE, Idoia Mendía, reprochó a los nacionalistas que, con su participación, lo único que hicieron fue salir «en auxilio» de la antigua Batasuna, que sin su implicación hubiese tenido difícil celebrar su marcha, y convertirse en «los palmeros» de Sortu, en una protesta jalonada de constantes gritos a favor de la amnistía general de los presos de la banda. Les afeó que no puedan distinguir su disgusto por algunas decisiones del Gobierno y de los jueces, que a los socialistas vascos tampoco les gustan, y la entente con quienes no son capaces de pedir a la banda que se disuelva.

El PP también acusó al PNV de «dar cobertura al mundo de ETA y a sus presos» al prestarles sus siglas para que pudiesen hacer la protesta.

Ambas formaciones políticas quieren saber ahora si el PNV se mantendrá en la unidad antiterrorista y en el actual entendimiento político con PSE y PP o si este giro radical tendrá continuidad, como le pide Sortu, para reeditar un nuevo frente soberanista. La respuesta puede llegar hoy, en la comparecencia anunciada por el presidente del PNV, Andoni Ortuzar.

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