Diario de León

Sánchez lanza un guiño a los barones que apoyaron a Díaz

«No me oiréis hablar mal contra el aparato», dice en un acto.

El diputado socialista, Pedro Sánchez, durante una sesión del Congreso de los Diputados.

El diputado socialista, Pedro Sánchez, durante una sesión del Congreso de los Diputados.

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paula de las heras | madrid
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Ni el que fuera durante años su jefe directo, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ni quien fue su gran amigo, ahora distanciado, el secretario de Organización, Óscar López, ni José Bono, a pesar de que ha sido durante años su director de comunicación en los distintos cargos que ha ocupado el político ahora retirado, ni siquiera, como estaba previsto, la viuda de Enrique Casas, para quien trabajó una temporada. A Pedro Sánchez se le han atribuido muchos padrinos en los siete meses transcurridos desde que empezó a hacer público su deseo de concurrir a las primarias abiertas, ahora aparcadas, pero finalmente ha optado por dar su salto a la arena por la secretaría general de su partido en solitario en una simple agrupación municipal, en la localidad madrileña de Alcorcón.

Lo hizo a las siete de la tarde, cuando quedaban pocas horas para que se abriera el plazo fijado por la dirección del partido para empezar a recabar apoyos y con un discurso desacomplejado. «Vamos a escribir las mejores páginas de la historia del PSOE», arrancó. «Hay muchas razones para rebelarse, pero también para seguir siendo socialistas». Horas antes, había avisado por teléfono al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, al presidente del partido, José Antonio Griñán, a los líderes territoriales de la formación y al que, en principio, será su principal rival, Eduardo Madina. Poca novedad porque, en realidad, su decisión se daba ya por hecha y con más razón aún desde que Susana Díaz, reclamada por más de una decena de barones y ex dirigentes como José Luis Rodríguez Zapatero y el propio Bono, anunciara el martes que se quedaría en Andalucía. El diputado madrileño había dejado caer que ni siquiera la competencia de la presidenta de la Junta le frenaría, pero algunos de sus apoyos le habían advertido en contra.

Ahora, el sentir general es que la batalla final se reducirá a su candidatura y la de Madina, que ya tiene previsto oficializar su deseo de competir por el liderazgo interno hoy a las 12.30 horas en el Senado, junto al busto de Ramón Rubial. Ha habido otros que han asegurado que también competirán, pero hay dudas de que puedan conseguir el número mínimo de apoyos previos, 10.000, para hacer efectiva su candidatura. Es el caso del andaluz de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias y del madrileño del colectivo Socialismo Democrático Alberto Sotillos.

La presentación de Sánchez estuvo cargada de mensajes que sólo pueden entenderse por contraposición a la candidatura de Madina. El aspirante madrileño, que recordó su condición de doctor en Economía, subrayó que él nunca puso «una condición» para presentarse y también afirmó que aunque no tiene cargo orgánico nadie le oirá «hablar contra el aparato».

La mayoría cree que los territorios estarán divididos, pero desde Andalucía algunos apuntan que Sánchez tendrá buena ayuda.

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