García del Blanco deja hueco para Óscar López

La entrada de Ibán García del Blanco en la ejecutiva de Pedro Sánchez se presenta como un daño colateral: el modo de intentar compensar al político leonés, después de que se le invitara a dimitir de su acta en el Senado para que pueda volver allí Óscar López. No tiene ninguna otra lectura, ni supone una recompensa, como demuestra el hecho de que el secretario federal ni siquiera tenía previsto crear un área de Cultura hasta última hora de la noche del sábado, cuando se vio en la necesidad de acomodar al ex concejal del Ayuntamiento de León y no le pareció suficiente una mera vocalía, pero tampoco aceptó darle el gusto de inventar una nueva secretaría de Energía, como pretendía García del Blanco para disfrazar su ‘salto’ de apuesta por el carbón.

El propio García del Blanco no disimuló su decepción entre la delegación leonesa y, ante las felicitaciones de los compañeros, se limitó a decir que lo estaba «asimilando». La asimilación se debe sobre todo a la desaparición como cargo público, después de que empezara el mandato como concejal del Ayuntamiento de la capital leonesa en la oposición y portavoz en la Diputación y luego como senador, cuando López se aupó a la secretaría de Organización federal y le cedió su acta de representante por designación de las Cortes autonómicas. Una ‘degradación’ que se traduce en una merma de ingresos: de los 5.000 mensuales de un sillón en la Cámara Alta a lo que le quiera dar Ferraz, que viene de un ERE interno, pero que al menos le pagará los desplazamientos y un sueldín, como hace con los secretarios de la ejecutiva que no tienen puesto en las cortes.

Ahora deberá oficializar la devolución del acta de senador a López, al que Sánchez no quiso dar un puesto ni siquiera como vocal en la ejecutiva, aunque desde su círculo se vende que es para que en la Cámara Alta tenga un puesto importante, que no parece que vaya a ser la portavocía, pero sí una coordinación o secretario de grupo, como será Antonio Hernando en el Congreso.