Un pellizco de casi once millones

 El Gordo de Navidad, el 13437, dotado con cuatro millones de euros por serie (400.000 euros por décimo), se vendió en Madrid, El Bosque (Cádiz), Mazarrón (Murcia), Eliana (Valencia), Albacete, Coria (Cáceres), La Coruña, Carballo (La Coruña), Logroño, San Bartolomé (Las Palmas), Boñar (León), Lugo y Murcia. El segundo premio correspondido al número 9845, con 1.250.000 euros a la serie, ha agraciado a las provincias de Barcelona, Madrid, La Coruña, Santa Cruz de Tenerife, Almería, Cáceres, Toledo, Navarra, Pontevedra, Valencia, Albacete, Alicante, Córdoba, Gerona, Jaén, Las Palmas, León, Zamora, Álava, Asturias, Ávila, Badajoz, Baleares, Burgos, Cádiz, Castellón, Ceuta, Cuenca, Guipúzcoa, Huelva, La Rioja, Lugo, Málaga, Murcia, Navarra, Palencia, Salamanca, Sevilla, Vizcaya y Zaragoza. La administración de lotería del centro comercial Gran Via 2 de Hospitalet de Llobregat repartió íntegramente los 80 millones del tercer premio, el 07367. Además de Armunia, que se repartió seis millones de euros, el 07617 del cuarto premio se fijó en Cuenca, Bilbao, Orense, San Sebastián, Palma de Mallorca, El Ejido (Almería), La Pobla de Vallbona (Valencia), Abanto y Ciervana (Vizcaya), Alicante, Madrid, Yecla (Murcia), Baracaldo (Vizcaya) y Chiclana de la Frontera (Cádiz)

La lotería de Navidad convirtió ayer a León en una de las provincias más afortunadas de la Comunidad con casi once millones de euros repartidos entre Boñar, Armunia, León, Pinilla, Villafranca del Bierzo, Ponferrada y Páramo del Sil. El sorteo dejó un gran pellizco del primer premio en Boñar, décimos del segundo en varias localidades, parte del cuarto en la residencia de Armunia, y décimos de otro cuarto premio en varias localidades del Bierzo. El número de lotería que jugaba la Cultural y Deportiva Leonesa, el 39437, repartió en participaciones 312.840 euros al coincidir las tres últimas cifras con el Gordo de Navidad. La administración de lotería 17 de Armunia, regentada por Loli Martínez, vendió treinta series al bar de la residencia de ancianos de la localidad, un barrio de 5.200 habitantes dividido entre una población envejecida y jóvenes azotados por el paro. «¡Dios eres muy grande!» repetía un grupo de familias de etnia gitana agraciadas con el premio que se arremolinaron en la calle con música y abrazos. Los regentes de la cafetería, Jessica García y Juan Antonio Lorente, se despertaron ayer con la noticia de que habían repartido seis millones de euros entre los trabajadores, personas mayores residentes y vecinos «de un barrio que lo necesita». «Algunos chavales jóvenes han comprado el décimo a plazos, de dos o tres veces», explicaba Paulo Barrul, agraciado con 20.000 euros. «Este es un barrio con mucha juventud y mucha necesidad. Ha sido una suerte muy grande que haya tocado en el barrio».

Trabajadores y residentes no podían contener las muestras de alegría. La mayoría de los empleados en la residencia —120— compraron décimos o participaciones del número agraciado. «No nos lo creemos todavía» «¡Que es el nuestro!», festejaban los trabajadores.

«El número no me gustaba y creía que no iba a tocar, pero soñé que tocaba», contaba llorando Loli Martínez, la regente de la administración. Junto a ella, nada más conocerse la noticia, estaba uno de los agraciados, José Luis Aller, de 75 años. «Juego 60 euros. Siempre he jugado mucho a la lotería. Llevo once años en la residencia y no han venido nunca a verme. En la residencia ha tocado a mucha gente mayor».

La directora, Puri Domínguez, celebró con usuarios y trabajadores la noticia. «He visto mucha emoción y lágrimas».

«Me han tocado 10.000 euros, pero no sé con cuánto se quedará Montoro», comentaban los agraciados. Es el segundo año que los agraciados con la lotería tienen que tributar el 20% del premio conseguido.

En la cafetería se vendieron de septiembre a noviembre veinticinco series de este cuarto premio. «Después fuimos a por cinco series más que se acabaron de vender la semana pasada». Los últimos números se repartieron entre la gente del pueblo. Jóvenes que acuden habitualmente al bar de la residencia, como Enrique Hernández Vargas, que pese a la alegría del momento reconocía que la felicidad nunca es completa. «Le enviaré algo de dinero a mi cuñado que vive en Salamanca y que está pasando por un delicado momento de salud. Además, mi nieto está hospitalizado porque tiene problemas de respiración. Aún así estamos muy contentos», festejaba con su familia en la calle. «Dame salud y libertad, que el pan ya me lo gano yo». «¡En estas fiestas tendremos cordero, navajas y orujo para todos los días!», gritaba.

Abrahan, abrazado a su mujer, posaba con el décimo en la mano. «Voy a reformar mi casa y pasar las fiestas lo mejor posible».

Contención de los mayores

Las explosivas muestras de alegría de trabajadores y vecinos contrastaban con la contención con la que las personas mayores de la residencia recibieron la noticia. Los hijos, los nietos y los sobrinos fueron los primeros en venir a la cabeza nada más conocer la noticia del golpe de suerte recibido. «Tengo sobrinos que lo necesitan, lo mío ya lo tengo solucionado», comentaba Julia Gutiérrez, que con 91 años es la primera vez que le toca la lotería. «Me alegro por todos. En esta residencia hay personas que tienen un pensión muy baja, espero que les haya tocado». Facunda Sánchez recibió la noticia tomando un café y una magdalena en una mesa del pasillo de la residencia. Estaba sola. «Lo primero que haré será comprarme algo de ropa», dijo mientras daba un sorbo al café. «Mi hija está por ahí, el décimo lo compró ella, pero lo compartimos entre las dos». Esther del Pozo compró un décimo del número premiado. «Tenía que haber cogido dos porque el 7 era la terminación que siempre buscaba mi marido, ya fallecido. Cuando lo vi en la cafetería les dije que iba a tocar. Tengo tres hijos y dos nietos así que ya sabe usted donde lo voy a repartir. Yo tengo bastante con que me quede para seguir dándoles la propina.