Diario de León

POLÍTICA

Sánchez se reivindica ante el PSOE como líder exigente contra la corrupción

El secretario general halla consuelo a las críticas internas en un acto de precampaña

Pedro Sánchez durante su intervención de ayer

Pedro Sánchez durante su intervención de ayer

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PAULA DE LAS HERAS | MADRID
León

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Pedro Sánchez encontró ayer en los militantes que acudieron al acto de presentación de candidaturas del PSOE en la cancha del Estudiantes -la misma en la que él jugó durante su adolescencia- un bálsamo para su liderazgo herido. No eran muchos, porque tampoco el recinto es muy grande y no tiene un aforo muy superior a las 2.500 personas, pero se apiñaron unos contra otros y le jalearon sin parar; tanto como para que a ratos fuera imposible oír sus palabras.

El baño no lava el estropicio causado de puertas adentro por su decisión de fichar como número cuatro de sus listas a la (desde hace dos días) ex diputada de UPyD Irene Lozano – «qué suerte, vosotros sólo tenéis que escribir, no aplaudir», llegó a decir con cierta sorna un cuadro de la formación a los periodistas- pero al menos ayuda a diluir el asunto y dio fuerzas al dirigente para enhebrar un discurso de orgullo, propio y de partido.

No deja de ser significativo que, por si acaso, no se atreviera a subir a Lozano al escenario donde se sentaban apretujados los candidatos, a la espalda del orador. La sentó en el improvisado patio de butacas, junto a los miembros del comité de sabios, en el que también la ha incluido como responsable de las medidas de regeneración democrática. Lo cierto es que a su llegada, arropada por la secretaria general del PSOE de Madrid, Sara Hernández, y el resto de miembros de la candidatura madrileña (salvo Eduardo Madina) no recibió, sin embargo, abucheo alguno.

Sánchez recibió, por otro lado, un cable de otro de sus fichajes externos, el que encarna el golpe de efecto que sí le salió bien: Ángel Gabilondo, ex ministro de Educación y hoy líder de la oposición en la Asamblea madrileña, sin carnet socialista. Fue, junto a Hernández y el secretario general, el único que subió al escenario y, desde la autoridad moral que todo el PSOE le reconoce, regaló al líder una sentencia: «El que quiere una sociedad más justa cabe aquí».

Justo cuando los suyos le reprochan que haya dado carta de naturaleza a las críticas que, como dirigente de UPyD vertió Lozano contra ellos, sacó pecho y rompió una lanza casi solo por sí mismo. Por un lado, admitió que la corrupción no se ha dado únicamente en el PP, aunque en el caso de la formación de Rajoy haya sido «sistémica» y, por otro, aunque dijo que el PSOE lleva «años» haciéndole frente sólo citó lo hecho en su mandato. «A veces -presumió incluso en referencia a su actuación con Manuel Chaves y José Antonio Griñán o contra los usuarios de las tarjetas black de Cajamadrid- nos han criticado por exigir más allá del código ético».

«Soy un político limpio que dirige un partido limpio y aspira a gobernar un Gobierno limpio. Y quien se cruce en este propósito, ya sabe lo que le espera: tarjeta roja directa», zanjó.

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