«Nuestro lema no podía ser otro: ‘Yo quiero seguir viviendo aquí’»

Por biografía y raíces familiares que surcan toda la geografía de este viejo territorio ibérico, parece Miguel Ángel García Fidalgo el candidato idóneo para encabezar la lista provincial del único partido leonesista que se presenta a las elecciones generales («como lo hemos hecho en todas, ¡está en nuestros estatutos!», recuerda vehemente): nacido en Nogarejas de padre salmantino y madre astorgana, vivió muchos años en la cuenca de Torre del Bierzo y es un pasional enamorado de Zamora.

Figura histórica de la reivindicación autonomista leonesa, García Fidalgo se expresa desde la veteranía y la convicción, sin un ápice de desaliento. Y sigue la máxima del incombustible líder del partido, el zamorano Francisco Iglesias Carreño: «Mientras exista un leonés que ame su tierra, la lucha no está perdida».

—Todo el mundo habla del ‘debate decisivo’ y de cuatro únicos partidos. ¿Qué le sugiere a usted esto?

—Pues, directamente, falta de democracia. Y nulo respeto a las minorías. Unas minorías que, dependiendo del contexto, sí pueden llegar a ser decisivas.

—De esos partidos, sólo Podemos (o mejor dicho algunos de sus miembros, y en momentos concretos) parece partidario de, al menos, debatir una posible autonomía leonesa...

—Primero sí, después no, ahora quizá... en esto, como en otras cosas, cada día cambian de versión. Una postura que define muy bien a ese partido.

—Continúe la frase: su partido ha sido el único que...

—Pues, aparte y por supuesto, de llevar 35 años reivindicando la autonomía del país leonés y de haber sacado a 100.000 leoneses a la calle exigiéndola en una histórica manifestación, hemos sido los únicos que hemos enviado a las Cortes un escrito pidiendo que ningún cargo público ocupe su puesto durante más de dos legislaturas, de forma que alcaldes y diputados no entiendan esos cargos como un patrimonio propio y vitalicio. La política está para servir, no para servirse de ella.

—¿Cuál es el lema del Prepal para esta campaña?

—No puede ser otro: ‘Queremos vivir aquí’. Y además incido en una cosa: los leoneses hemos sido tradicionalmente un pueblo emigrante, y por eso siempre respetaremos al emigrante, venga de donde venga.

—De toda la retahíla de heridas que arrastramos, ¿cuál es, a su juicio, la más importante?

—La despoblación. Y eso sólo se combate con servicios: manteniendo en los pueblos la sanidad y la enseñanza. Y mejorando las comunicaciones. Hay pueblos cuyas carreteras parecen aún del tiempo de los romanos. ¿Por qué no llegó el AVE antes? ¿Y por qué el que ha llegado está cojo, con horarios difíciles y billetes que son de los más caros de España, en comparación con ciudades aún más alejadas de Madrid? ¿Por qué se quitó el tren de la Ruta de la Plata cuando hasta la UE le ha pedido a España que la reabra? (porque era deficitario, decían, ¡pero como todos los servicios públicos!). Hay tantas cosas... ¿Cómo los leoneses no se dan cuenta de todo esto? Éramos la octava provincia en el ránking económico y ahora seremos la cuarenta y tantos. Éramos un gran centro de industria química, la sede de Telefónica, el centro de los talleres de Renfe del Noroeste... y todo se fue a Valladolid. ¿Por qué?

—Eso, ¿por qué?

—Porque hay una mano negra que impide que León se conozca fuera y progrese. Porque el poder económico y el poder político van de la mano. Y aquí, sin poder político, sin una autonomía, no hay nada que hacer. 100.000 leoneses salieron a la calle en 1984: esos son los votos que nos hacen falta para llegar al Parlamento e impedir que se siga masacrando a León, y que nuestra juventud retorne.

—Y después de tantos reveses, ¿sigue esperanzado?

—Por supuesto. Y recuerdo que también somos el único partido que cada primer sábado de mes sigue manifestándose, en la plaza de Botines, a favor de la autonomía. E invitando a todos los leoneses a que se unan.