Diario de León

La pista española que pudo evitar el 13-N y el 22-M

Inteligencia revela el poco caso que se hizo a los avisos de Madrid.

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m. sáiz-pardo | madrid

¿Pudieron evitarse los atentados de noviembre en París y de este marzo en Bruselas si los servicios antiterroristas franceses y belgas hubieran explotado a fondo la información procedente desde España? Un informe de la Asesoría de Inteligencia y Consultoría de Seguridad (AICS) sostiene que sí. El documento, titulado ‘Fallas de Inteligencia. Francia y Bélgica’ y fechado ayer, se muestra especialmente crítico con la actuación de los servicios de ambos países y, sobre todo, por el aparente desinterés que mostraron en investigar a fondo el pasado y los contactos de Ayoub el-Khazzani, el marroquí que había vivido en España entre 2007 y 2014, y que el 21 de agosto de 2015 intentó atentar en el tren Thalys que une París con Ámsterdam.

La Sección de Análisis del Departamento de Operaciones de AICS, agencia especializada en el seguimiento de yihadistas, sostiene que no haber indagado sobre Ayoub el-Khazzani fue, en síntesis, el gran error de la inteligencia francesa y belga porque este terrorista, de cuya peligrosidad ya había avisado España de manera reiterada, mantuvo contacto directo con al menos tres de los personajes claves de las masacres, según el informe, que cita «fuentes propias», que no desvela.

La gran «falla de inteligencia», sostiene el estudio, fue considerar el atentado de El Khazzani «como una acción aislada de un individuo radicalizado por la propaganda islamista». «El análisis de AICS, contrastado con información de fuentes propias, certifica que la acción de este individuo estuvo enmarcada en el plan ideado desde Raqqa (capital del Estado Islámico) para comprobar las reacciones y capacidades de los servicios de seguridad europeos», apunta el documento.

El-Khazzani, un ciudadano marroquí que tras vivir siete años en España, «decidió trasladarse a Francia donde pasó unos meses hasta acabar en Bélgica. Antes de llegar a Bélgica, estableció contacto en Siria con Abdelhamid Abbaoud (organizador de los atentados de París de noviembre y que murió poco después en un enfrentamiento con la policía en la capital gala)», explica AICS. En Siria, según el informe, recibió «entrenamiento de combate, aunque a un nivel muy básico». Allí también «recibió instrucciones de trasladarse a Bélgica, donde una vez en el país vivió en un apartamento del conocido barrio de Molenbeek, a tan solo dos calles de la vivienda de Salah Abdeslam (cerebro de los ataques de París, detenido recientemente en Bélgica) y de Mohamed Abrini (mano derecha de Abdeslam)». «Se sabe, por fuentes propias de AICS, que El-Khazzani mantenía contactos frecuentes con Abdeslam y con Abrini», apunta tajante el documento.

El análisis de inteligencia afirma que ni Francia ni Bélgica «identificaron la amenaza» que suponía El-Khazzani, «bien por un exceso de confianza, bien porque no se tuvieron en cuenta las informaciones que se recibieron de otros servicios de seguridad/inteligencia aliados», entre los que estaba España. «No hay que olvidar la importancia de las informaciones con las que la seguridad belga contó tiempo antes del intento de atentado contra el tren de alta velocidad y su ejecutor, por ejemplo desde España», insisten los expertos.

Los informes remitidos por España, explican fuentes del caso, alertaban de que El Khazzani, tras su paso por la cárcel por asuntos de drogas, se había radicalizado y contaba con vínculos con otros posibles yihadistas en Europa, y no se descartaba que los tuviese con otros radicales de Siria o Irak.

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