Diario de León

El Ave Fénix que siempre resurge

Mariano Rajoy se enfrenta a la aritmética para conseguir una mayoría estable. BALLESTEROS

Mariano Rajoy se enfrenta a la aritmética para conseguir una mayoría estable. BALLESTEROS

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nuria vega | madrid

Los 14 escaños adicionales que logró el PP respecto al 20 de diciembre obraron el milagro de apuntalar el liderazgo de Mariano Rajoy. Infartados los populares desde el irresistible ascenso de Podemos a la victoria de su partido, se asombraban de la calma de su jefe.

Es capaz de permanecer a la sombra de las negociaciones para formar Gobierno durante seis meses, sin mover ficha por sacar adelante su propia investidura, y esperar que el mundo gire y vuelva a llegar su turno. Así ha sido. Si el ‘aznarismo’ se preparaba para dar batalla en el debate sucesorio, ahora tendrá que esperar.

Las urnas han indultado a un presidente cuestionado no sólo en su propia formación. Las confesiones de algunos dirigentes del PP, que en voz baja apuntaban a la necesidad de actualizar la estructura del partido, fueron avivadas por las exigencias del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que ha insistido una y otra vez en el desgaste de la figura de Rajoy por su gestión de los casos de corrupción.

En este marco, el 22 de enero, el insólito rechazo del presidente a la propuesta del Rey de defender su investidura y la renuncia a negociar con cualquier fuerza política que no fuera el PSOE, parecieron dar la puntilla a la trayectoria del jefe del Ejecutivo.

Pero, cual ave Fénix, Rajoy ha vuelto a resurgir de sus cenizas. O como un corcho o una boya en medio del temporal. Ya nadie en el partido se atreve a pronosticar el futuro de un dirigente que de tan previsible resulta inesperado. Hasta la fecha, acumula un sinfín de momentos críticos que pudieron apartarle de la primera fila política, pero siempre ha salido indemne con grandes dosis de paciencia y huyendo de las batallas que cree no poder dar.

El «Luis, sé fuerte» acabó por provocar que el presidente reconociera en el Senado su «error» por confiar en Bárcenas. Pero dejó claro que aquel traspiés tampoco podría con él: «Ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones generales». Cumplió su palabra.

Para rato

El desplome del pasado 20 de diciembre, con la cesión de la iniciativa política a la izquierda despertó en los populares la sospecha de que esta vez era la definitiva. Pero Rajoy esperó y esperó. Hasta que Pedro Sánchez fracasó en su intento de convertirse en presidente y llegó una nueva campaña electoral.

Cerradas las urnas en junio y en plena euforia por 137 diputados que el PP ni tan siquiera había llegado a imaginar, los ‘marianistas’ vieron confirmada su teoría de que el jefe «puede con todo». Hay Rajoy para rato

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