Diario de León

Rajoy abre la puerta al PSOE para negociar su legado, desde la Ley Mordaza a la Lomce

El líder del Ejecutivo toma esta decisión después de que el Comité Socialista aprobara respaldar su investidura.

J.P.GANDUL

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nuria vega | madrid

Mariano Rajoy comenzó ayer a sentar las bases de una legislatura que transcurrirá bajo la amenaza de elecciones anticipadas. El concurso de la oposición será tan indispensable para hacer posible la gobernabilidad, que el presidente del Gobierno en funciones asume ya que prácticamente todo será negociable. Incluido su propio legado. De ahí que este lunes tendiera la mano a los socialistas después de que el Comité Federal del domingo se inclinara por la abstención que facilitará la investidura del líder del PP. «Me pongo en el lugar del otro —avanzó el jefe del Ejecutivo— he leído la resolución que aprobó el PSOE y hay cosas que son buenas sobre las que se puede hablar en el futuro».

El presidente se guarda los «detalles» para el debate de investidura en el Congreso. De momento, no ha querido concretar los proyectos que está dispuesto a abordar y consensuar en este nuevo mandato, pero fuentes de la Moncloa aseguran que apenas se fijarán líneas rojas en cuanto a las materias. Si en su documento el PSOE se propone «derogar» la reforma laboral, la ley educativa y la de seguridad ciudadana, dirigentes del PP aceptan «revisar» todo lo que sea necesario y entienden que la oposición necesite emplear términos maximalistas.

«Ellos hablarán de derogar, nosotros de reformar», apuntan fuentes parlamentarias del PP, donde no esperan que el presidente elabore una oferta de pactos muy distinta a la de la anterior investidura. Desde el Gobierno se concede, de hecho, una mayor importancia al mensaje político y recuerdan que esta semana el objetivo será el de mostrar en el hemiciclo predisposición al diálogo sin robar a la oposición su papel reivindicativo y fiscalizador.

En una legislatura de concesiones obligadas, la intención del presidente es otorgar a los grupos parlamentarios, especialmente al PSOE y Ciudadanos, espacio para exigir sus reclamaciones antes de que sean atendidas en mayor o menor medida. Incluso en el Gobierno hay quien sostiene que Rajoy podría llegar a aceptar una ponencia que estudie la reforma constitucional que demandan ambos partidos. El presidente, «abierto al diálogo y al entendimiento», tan sólo marcó ayer un límite, el cumplimiento de la ley que garantiza la unidad de España.

La plana mayor del PP y del Gobierno se congregó en el madrileño hotel Palace, en un desayuno informativo, para tomar nota del mensaje de su jefe de filas veinticuatro horas después de que un PSOE fracturado optara por abstenerse en la sesión de investidura que tendrá lugar esta semana. Los populares, que habían recibido la orden de guardar silencio, contaban ya con un argumentario que habla de buscar acuerdos desde la «generosidad política» y del necesario «entendimiento» entre las fuerzas constitucionalistas frente al «extremismo».

Los martes podrían ser días de reprobaciones de ministros en el Congreso y los miércoles dar lugar a tensas sesiones de control al Gobierno. Pero en la Moncloa esperan paliar los jueves el desgaste con una actividad legislativa pactada. «Si hay voluntad política, podemos tener en España un gran futuro por delante», anticipó ayer Rajoy.

Por ahora, el PP avanza su intención de «no forzar» a los socialistas, asfixiados tras su decisión de frenar una tercera convocatoria electoral. El jefe del Ejecutivo, que califica de «muy razonable» la decisión del PSOE, se entiende bien con el presidente de la gestora, Javier Fernández, y en este ‘quid pro quo’ se muestra dispuesto a buscar los respaldos para las cuentas públicas en otras bancadas.

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