Diario de León

El tesoro de León que reluce en Madrid

El Museo Arqueológico Nacional posee 118 piezas de León, desde la Preshistoria hasta la Edad Moderna pasando por Roma y el Medievo.

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Ana gaitero | león

Un total de 118 piezas son el legado que guarda de León el Museo Arqueológico Nacional. Situado en la calle Serrano, en el corazón del barrio de Salamanca, se podría hacer un recorrido por la provincia, desde su prehistoria hasta la Edad Moderna, a través de los objetos inventariados y expuestos en la gran colección del patrimonio nacional.

De las piezas leonesas, las más conocidas son las que pertenecen a la colección de obras medievales. El Ministerio de Fomento se incautó de una parte importante del tesoro de León por decreto en 1871, poco tiempo después de crearse el museo estatal.

Son las piezas que más brillan por su valía y por la relación que guardan con la monarquía leonesa, benefactora de San Isidoro, y por tanto con el viejo reino de León. Destacan por su valía el crucifijo de marfil de don Fernando y doña Sancha, la arqueta de plata y esmalte y la arqueta de las ágatas forman parte de la donación que hizo el matrimonio regio en 1063 a la Colegiata de San Isidoro.

Los estudios y publicaciones de Ángela Franco, quien fue conservadora del área medieval del museo durante años, han dado más difusión a las antigüedades medievales leonesas que forman parte de los fondos del MAN. De San Isaidoro se guarda en este museo la arqueta de las Bienaventuranzas, que se exhibió en la exposición universal de Barcelona de 1929 y estuvo a punto de ir a Nueva York en 1993 para una exposición que finalmente no se celebró. Proceden de la basílica románica una pila, la cubierta de un sepulcro y un un códice.

Un púlpito, un relicario y una arqueta pertenecieron al convento de San Marcos. De la Catedral de León destacan un hachero y un arca. Pero también hay piezas del convento de las Concepcionista (alizares y sillería), de Santa María de Gradefes, de San Benito de Sahagún, de San Pedro de las Dueñas, Astorga, Villafranca del Bierzo, la iglesia de San Mrcelo de León y el cementerio judío de Puente Castro.

En uno de los lugares de paso del Museo Arqueológico Nacional se encuentra un arco que perteneció al Palacio de los Reyes de León, uno de los pocos vestigios que quedan de lo que fue esta morada. Fue donado al MAN por el comandante del cuartel que acabó siendo el palacio real en el siglo XIX. El arco mudéjar data del siglo XIV, del palacio real que se sustituyó a los anteriores del siglo XII y cuya construcción se relaciona con la implantación de la nueva monarquía de los Trastámara en León. Se encontró el arco por casualidad en dicho cuartel, entre la calle La Rúa y lo que es hoy el Gobierno militar.

También hay restos del Palacio del Conde Luna. Pero el museo posee piezas de otras épocas. De la prehistoria destacan las hachas de Mirantes de Luna y de la Vega de Crispín, en La Robla, una lanza de este mismo yacimiento y otra de Puente Almuhey. También se encuentra el ídolo de Noceda del Bierzo y otras piezas de la protohistoria de Lancia y Astorga.

Otro abundante tesoro es el que corresponde a la sección de las antigüedades griegas y romanas. Cuchillos, fíbulas, fragmentos y recipientes, lápidas, estelas, urnas, clavos... de la Legio VII, de Lancia, de Puente Almuhey...

Llaman la atención los restos de mosaicos romanos: de Quintana del Marco (las tres perdices, el rostro de una mujer), La Milla del Río (restos de una alegoría del Océano) y un fragmento único del mosaico que se encontraba en el suelo de la ermita de Santa Colomba en Villaquejida, que sin duda perteneció a una villa romana.

El museo señala que la presencia de las piezas en sus vitrinas se explica más desde el afán conservador que cundió a finales del siglo XIX y principios del XX y que movió al Estado y a los numerosos estudiosos y entusiastas del patrimonio que depositaron allí las obras de arte.

León es una de las provincias de las que más se ha nutrido el Museo Arqueológico Nacional (MAN), que cumple 150 años de existencia desde su fundación oficial por un decreto de 1867. Nacido como museo central de antigüedades, responde a la política de creación de museos de la época, que empezó por uno de ámbito estatal, centralizado en Madrid, y siguió con los provinciales, como relata el director del Museo de León, Luis Grau.

«Es cierto que en algunas provincias hubo resistencia, como es el caso de Burgos donde se formó un gran tumulto cuando llegaron los responsables del patrimonio y llegó a resultar muerta una persona», explica. No fue el caso de León, ni cree que sea buena idea reclamar al Museo Arqueológico Nacional las piezas de cada provincia. «El Museo Arqueológico Nacional es un gran museo que nos representa a todos», apunta.

El Museo de León se creó justamente dos años después, en 1869, por iniciativa de la Comisión Provincial de Monumentos de León surgida para hacerse cargo del patrimonio a raíz de las desamortizaciones eclesiásticas. Venía funcionando prácticamente desde 1837.

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