Diario de León

El CNI admite que contactó con el imán de Ripoll cuando estuvo en la cárcel

Su relación fue sólo en prisión; otras fuentes aseguran que el vínculo siguió hasta su muerte.

Estado en el que quedó la casa en la que murió Es Satty. J. SELLART

Estado en el que quedó la casa en la que murió Es Satty. J. SELLART

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m. sáiz-pardo | madrid

Aldelbaki Es Satty, el imán de Ripoll que dirigía la célula que atentó en Cataluña el pasado verano, fue «contactado» por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), según admitieron ayer fuentes oficiales de ese departamento, que apuntaron a que la colaboración se limitó exclusivamente al tiempo en el que el yihadista estuvo en prisión por un asunto de narcotráfico.

Sin embargo, otras fuentes de la investigación apuntan a que ‘La Casa’ le consideró un confidente hasta su misma muerte, a mediados del pasado agosto en la explosión de la casa de la localidad tarraconense de Alcanar cuando manipulaba componentes químicos para fabricar la ‘madre de Satán’, un potente explosivo con el que la célula yihadista pretendía atentar en varios puntos.

Los propios servicios secretos han reconocido su relación con Es Sattay en una pieza separada y secreta que instruye el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu. De acuerdo con la versión del CNI, el imán fue captado durante su estancia en la prisión de Castellón, en la que estuvo preso desde 2010 a 2014 por un delito de drogas. El líder de la célula que atentó el 17 de agosto en Las Ramblas barcelonesas y en la localidad de Cambrils había sido detenido el 1 de enero de 2010 al ser interceptado con un coche cargado con 120 kilos de hachís en el ferry que une Ceuta con Algeciras.

El CNI se acercó al detenido al conocer que, aunque había sido arrestado por narcotráfico, el marroquí había tenido relación con redes radicales islamistas desde septiembre de 2005. En particular, con los círculos radicales que operaban desde Vilanova i la Geltrú (Tarragona), golpeados por la fallida operación Chacal en 2006, desmontada luego por el Tribunal Supremo habida cuenta de los capítulos de descoordinación, precipitaciones y supuestas irregularidades cometidas en la investigación por la Guardia Civil y la Policía.

Las fuerzas de seguridad habían llegado a esta célula gracias a los flecos de las pesquisas del 11-M. El nombre del que se convertiría en imán de Ripoll había aparecido en una agenda de uno de los detenidos por la masacre de los trenes de Madrid de 2004.

El CNI aprovechó la captura de El Satty para contactarle a «mediados de su estancia en prisión». El preso marroquí, siempre de acuerdo con estos mismos responsables de la seguridad nacional, no era considerado ni mucho menos una «pieza clave»en los grupos yihadistas de Cataluña , sino un «personaje periférico», como otros muchos, que podría servir de chivato una vez que recuperara la libertad. Desde el CNI no quisieron detallar qué grado de conocimiento tenían de sus actividades en la parte final de su vida.

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