Diario de León

LEONESAS DE AYER Y HOY | URRACA FERNÁNDEZ URZAIZ

Un viejo reino de amantes y queridas

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Urraca Fernández fue reina por dos veces. Primero como consorte de Ordoño III, con quien se casa en primeras nupcias en el año 941 con quien tiene tres hijos: Bermudo II de León, rey de León, Ordoño de León y Teresa de León, que tomaría los hábitos.

Como madre del sucesor del trono fue también reina regente al enviudar, aunque enseguida contrae nuevo matrimonio con Ordoño IV (958) mediante el cual el nuevo monarca pretende legitimar su poder. De esta unión nacen dos hijos, aunque sólo se conoce el nombre de uno, García, entregado como rehén al califa de Córdoba cuando su padre viajó a firmar un tratado de amistad.

En el año 962 se casaría con Sancho II de Pamplona, lo que convirtió a Urraca en reina consorte de Pamplona y madre de otros cuatro hijos.

La vida de la corte leonesa era muy agitada. No sólo por la ingente actividad bélica que desarrolló en la lucha contra los sarracenos, sino por las relaciones de conveniencia que se establecían por estrategia.

Así que reyes y reinas se casaban según los designios establecidos por las alianzas del momento y luego hacían su vida. Es el caso de Urraca, quien es considerada por algunos estudiosos como la primera reina de la casa leonesa, antes que Urraca I, apodada La Temeraria y que reinó entre 1081 y 1126 con todos los derechos regios. Tras fallecer en la corte pamplonesa, fue sepultada en la iglesia de San Cosme y San Damián de Covarrubias, en los dominios de su sobrina Urraca García. Una inscripción en dicha iglesia, efectuada en siglo XVI, dice: «Debajo de este altar mayor, en la sepultura de la mano siniestra, iace doña Urraca, muger de don Ordoño el Tercero, rey de León. Hija del gran conde Fernán González. Fue en la era de mil y tres».

Su esposo Ordoño III tuvo como querida a Blanca Íñiguez de Jaca, con quien tuvo dos hijos (Teodomiro y Blanca). A Urraca, por su parte, se le conoce como amante a Pedro I de Tui y de la Puente.

La tradición de las queridas se remonta al mismo Fruela II, cuua amante fue otra Urraca, apellidada Ansúrez de Banu Casí, madre de los bastardos Fortis, Aznar Fruela y Eudoxio. Corría el año 924 cuando este monarca ascendió al trono leonés después de haber sido rey de Asturias, sometido al leonés entre los años 874 y 925.

Alfonso IV de León, que abdica en su hermano Ramio, tuvo como concubina a Íñiga Ramírez de Navarra y Ramiro II, casado con Adosinda Gutiérrez y Urraca Garcés, también tuvo descendencia (Alfonso y Tomás) con Encarna Ordás de Álvarez.

Ramiro III, el sucesor de Sancho I de León, apodado el Gordo, llegó al trono bajo la regencia de su tía la infanta y monja Elvira y su madre, la reina Teresa Ansúrez, que acabaría recluída por voluntad propia en un monasterio asturiano. Y es que en la corte leonesa cabalgaban entre la profunda religiosidad y la relajación de costumbres amatorias. Ofelia Navas de Oña es considerada la amante de este rey.

En cuanto a Bermudo II, que también contrajo nupcias en dos ocasiones, con Velasquita Bermúdez y con Elvira García, la que sería madre de Alfonso V, tampoco se privó de tener amante. Munia Ruiz de Prado es la mujer a la que se tiene por su querida, unión de la que nacería Juan Ruiz Ordóñez, conde de Cebanico.

El siguiente rey, Alfonso V Ordóñez el Noble, se casó con Elvira Menéndez y tuvo tres hijos. La reina Sancha I, el rey Bermudo III y Jimena, condesa de Carrión. A Alfonso se le atribuyen dos amantes: Urraca Ramírez de Osma, con quien tendría un hijo y Teresa Amaya de Sánchez, con la que tuvo otro descendiente bastardo.

A Alfonso VI, con cinco esposas, entre ellas la reina Zaida, no se le conoce amante. De su matrimonio con Constanza de Borgoña, las terceras nupcias, tuvo a Urraca I de León, que para ciertos eruditos de la orden del Santo Sepulcro sería Urraca II. Pedro Gonález de León fue el querido de esta reina, y del que tuvo dos descendientes, Fernando y Elvira.

Fernando II el Bueno se casó con Urraca Enríquez de Saboya y tuvo dos querida, Teresa Pérez de Lera y Urraca López de Zúñiga. Con ellas tuvo varios hijos. Por su parte, el tan recordado Alfonso IX, por las cortes de 1188, y que pronto tendrá estatua gigante en la plaza de Santo Martino, celebró dos matrimonios, con Berenguela Raimúndez de Plantaginet y con Teresa Enríquez de Braganza. Se le conocen como queridas a Alfonsa García de Gordón y Aldonza Silva de Mansilla. Otra Silva, de nombre Julia, fue la querida del rey Fernando III el Santo, que también casó dos veces.

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