Diario de León

EL PRIMER CARA A CARA ELECTORAL

Los indultos a los líderes del 'procés' y los pactos postelectorales tensan un bronco debate

El duelo escenifica los dos bloques de izquierda y derecha pero con desavenencias entre PSOE y Podemos, y entre PP y Ciudadanos

Los cuatro protagonistas del debate con el moderador en el centro

Los cuatro protagonistas del debate con el moderador en el centro

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COLPISA | MADRID

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Hizo falta que llegaran los bloques de política territorial y de pactos postelectorales para que el debate entre Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias saliera de la modorra con la que discurrieron los capítulos política económica y social. La corrección política había dado paso a una planicie dialéctica. Hasta que dos preguntas salieron a flote y pudieron algo de tensión en el plató de TVE: ¿Va a pactar con Ciudadanos para gobernar? ¿Va a indultar a los líderes enjuiciados por el 'procés'? El líder socialista respondió con las generales de la ley. Silencio ante el triple emplazamiento postelectoral que le hizo Iglesias, y esperar que haya sentencia ante los interrogantes de Casado y Rivera.

El debate fue un partido a parejas. Aunque no siempre bien avenidas porque Iglesias soltó algunos pellizcos de monja a Sánchez. Rivera, a su vez, lanzó algunos puñetazos de algodón contra Casado. Las encuestas y los expertos lo dirán después, pero tuvo el aroma de un empate entre los cuatro. Nadie cometió errores de bulto y nadie se apuntó tantos memorables. Los cuatro se sintieron ganadores y satisfechos. Tampoco hubo muchos golpes de efecto. Quizás el del silencio que recorrió el plató cuando Sánchez se enfrentó cara a cara con Casado, acercamiento físico incluido, y le reprochó que en el PP haya firmado 127 iniciativas con la izquierda abertzale en el Parlamento vasco. "¿De qué color tiene usted manchadas las manos?", preguntó, un reproche idéntico al que le lanzó el candidato popular. Casado respondió con una evasiva y otra pregunta que nada tenía que ver. Otro momento extraño fue el de Rivera y sus fotos.

El candidato de Ciudadanos colocó sobre el atril un marco con la imagen de una reunión entre Sánchez y Torra para denunciar su complicidad. También exhibió otra, ésta dirigida a Casado, de Rodrigo Rato cuando fue detenido. El líder de Ciudadanos hizo asimismo unas extrañas pausas en su minuto final para subrayar que así eran los silencios del presidente del Gobierno ante los independentistas y el "golpe de Estado" de octubre de 2017, ante los padecimientos económicos de los autónomos y ante la frustración de las parejas sin hijos.

De menos a más

El debate, por lo demás, se ajustó a los cánones de otros duelos dialécticos y la tensión fue de menos a más. La chispa fue la acusación del líder del PSOE a sus pares del PP y Ciudadanos de mentir. "Más que un detector de mentiras hay que poner un detector de verdades" ante sus discursos. Era su respuesta a los intentos de Rivera y Casado de acorralar al candidato socialista por sus supuestos acuerdos secretos con los independentistas catalanes y por dejarse influir por los proetarras de EH Bildu.

Casado, más comedido que en la campaña, y Rivera al alimón denunciaron que la unidad de España estará en peligro si en la próxima legislatura gobiernan los socialistas. Respondieron Sánchez e Iglesias, también de la mano, que la única respuesta para afrontar el conflicto catalán es "diálogo y diálogo". En esa madeja se enredaron los cuatro en el bloque de política territorial. Un capítulo que sirvió para que los candidatos de PP y Ciudadanos ahondaran su ofensiva contra el socialista por sus supuestos tratos y acuerdos con los independentistas. Extremo que Sánchez negó sin convencer en ningún momento a sus adversarios.

Entre los socialistas, reinaba la satisfacción porque su líder había salvado este primer debate. Lo mismo decían en los equipos del PP y Ciudadanos. Los de Unidas Podemos eran los más disconformes por los silencios que cosecharon sus respuestas a los otros tres candidatos.

Eje económico

La política fiscal de PSOE y Unidas Podemos, a favor de un sistema más redistributivo en el que se dé prioridad a la justicia social, y la de PP y Ciudadanos, partidaria de bajar impuestos y de erradicar algunos, como el de Sucesiones, se ha colocado en el centro del debate económico que emite este lunes RTVE.

Ha comenzado esta primera parte del debate electoral el aspirante del PP, Pablo Casado, para anunciar un compromiso de creación de dos millones de puestos de trabajo durante la próxima legislatura, en el caso de que llegue al Palacio de La Moncloa.

Y para avanzar la "mayor revolución fiscal de la historia", que consistirá, entre otras iniciativas, en suprimir los impuestos de Sucesiones, de Donaciones o de Actos Jurídicos Documentados y en "bonificar el ahorro".

No ha eludido las críticas a la gestión de Pedro Sánchez al frente del Gobierno durante estos diez meses, y le ha reprochado que se haya beneficiado de una recaudación de 26.000 millones de euros gracias a las reformas del Ejecutivo de Mariano Rajoy, y pese a ello, ha dicho, buscó pactar unos Presupuestos "comunistas".

Ha añadido el líder del PP que cuando el candidato socialista llegó a la Presidencia del Gobierno se creaban al día 8.000 empleos, pero ahora, según sus números, se crean 6.800.

Sánchez ha sido el primero en recordar la incidencia de la corrupción en la economía española, pero acto seguido ha insistido en que el principal problema ahora en España es la desigualdad.

La apuesta de su Gobierno ha sido revertir la tendencia que consagró, a su juicio, la gestión de Mariano Rajoy, y ha sido posible mediante la aprobación de reales decretos leyes en los llamados "viernes sociales".

Igualmente, Sánchez ha reprobado la propuesta fiscal del PP porque equivale al déficit que actualmente tiene la Seguridad Social, de 18.000 millones de euros.

El candidato de Ciudadanos ha abogado por emprender las reformas que ni el PP ni el PSOE han acometido cuando ocuparon gobiernos. Un pacto educativo, hacer los contratos indefinidos o reforzar la protección de los autónomos son otras de sus prioridades. Para Rivera, y en este terreno ha pasado a censurar la gestión de Sánchez, los únicos a los que ha ido bien con el Gobierno socialista son los "500 enchufados" que, ha precisado, dirigen empresas públicas.

El aspirante de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ha enarbolado la Constitución para defender un modelo fiscal basado en la proporcionalidad, de modo que aporten más quienes más tienen, y ha demandado que el próximo Gobierno exija a los bancos devolver los 60.000 millones que les prestaron los ciudadanos.

Se han producido lances más agresivos, como cuando Rivera ha aconsejado a los ciudadanos que "se guarden la cartera" si gobiernan Sánchez e Iglesias porque irán "a saco", o como cuando Casado ha declarado que "si entra el PSOE por la puerta, el empleo sale por la ventana".

"Detector de verdades" ha reclamado Sánchez ante las intervenciones de "la derecha", en tanto que Iglesias ha afeado al candidato del PSOE que se apropie de la subida del Salario Mínimo Interprofesional.

El líder de Ciudadanos ha destacado, además, en referencia a Casado, que "el milagro económico del PP está en la cárcel".

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