Diario de León

Alberto Andrés | Quiosquero

«Por cada mes así habrá que trabajar dos para levantarlo»

Alberto Andrés atiende el quiosco de la calle Cervantes junto a su hermano Luis.

Alberto Andrés atiende el quiosco de la calle Cervantes junto a su hermano Luis.

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El pan y el periódico forman parte del catecismo de cada día para muchos ciudadanos. Lo garantizan impenitentes los hermanos Alberto y Luis Andrés, quienes censan quiosco en la calle Cervantes para que nadie pueda saltarse el mandamiento por falta de espacio en el que ejercitarlo. En esa labor acumulan ya 24 años en los que no han vivido «un momento tan complicado profesionalmente». No sólo por «la bajada de las ventas», sino por la necesidad de dar un servicio «con todas las garantías de protección» para que la atención no se convierte en un problema para una clientela marcada por el alto índice de edad de la población que se arracima en estas calles del casco histórico. «Lo más difícil de recuperar es la salud y por ahora estamos bien, así que aquí seguiremos abiertos», comprometen, pese a que hayan reducido su horario «un tercio, de 09.00 hasta las 13.30 horas» para cumplir de sobra con la demanda que se les presenta a diario. «Tenemos que pagar los gastos que se ocasionan. Por cada uno de estos meses que estemos de esta manera hay que trabajar dos», calcula.

Alberto Andrés reconoce que la caída de los números se nota en los cierres caja. El descenso lo atenúa «el pan y el periódico» porque «de otro tipo de artículos no se vende nada: ni pequeño juguete para chavales, ni cromos, ni gominolas». «Está siendo muy flojito porque la gente es muy obediente», concede el titular del quiosco Caramelo, quien abunda en que el barrio está marcado por una organización «poco residencial, con casa viejas y población mayor que tiene miedo a salir para no contagiarse». A mayores, cita que el cierre de los establecimientos de hostelería, que tienen en este entorno del Barrio Romántico uno de sus focos más destacados de toda la ciudad, ha contribuido a la merma de los resultados desde que se aplicó la cuarentena por el coronavirus. «También es cierto que se han dado casos de gente que habitualmente no compra el periódico y ahora sí lo hace para que le dé un poco el aire, para darse un clareo», bromea el quiosquero de Cervantes para dar muestra de las anécdotas de trabajo surgidas en estas jornadas de confinamiento.

No ha habido sin embargo ningún problema con las normas de distanciamiento social. Alberto Andrés subraya que «la gente es muy respetuosa», más si cabe cuando se trata de «un negocio de cercanía en el que con mucha gente se tiene un trato de años». Aunque no niega que «al principio a la gente le costó, ahora ya nadie se apoya en mostrador, esperan en la calle para que se les atienda». «Además agradecen las medidas que se tomas con la mascarilla porque saben que sobre todo es por ellos», resume el profesional.

El escenario hace que la paraje de hermanos cuente ya con que «el mes no se salvará» pese a que hayan trabajado «normal los 15 primeros», dado que esto no sirve para dar respuesta a «los pagos de impuestos al Ayuntamiento por el cartel, ni el recibo del alquiler, ni la luz». Ni siquiera, insiste, van a poder «recibir ayudas como autónomos» porque tendrían que justificar «una caída del 75% y ser computa todo el mes, incluida la primera quincena». «La única ayuda, pero creo que sólo sería a partir de junio son los dos meses de autónomos», detalla Alberto Andrés, quien insiste en que «como pequeños autónomos» se encuentran «un poco desprotegidos». «A ver si mañana (por hoy) hay sorpresas del Gobierno», apunta. Pese a todo, lo que no se plantean es «bajar la trapa».

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