«La gente es muy empática, se preocupa por nuestra seguridad»

M aría José Abad es teleoperadora y mantiene su actividad laboral diaria pese al confinamiento. Como otros muchos profesionales del sector del telemarketing trabaja desde casa, atendiendo las llamadas de todos aquellos usuarios de telefonía móvil que requieren de sus servicios para resolver, principalmente, dudas relacionadas con la factura y, ahora con más frecuencia, para dar de alta algún servicio en el domicilio. «La gente quiere estar conectada y estamos tramitando muchas altas de ADSL y fibra en hogares», afirma.

Muchos sobrellevan el confinamiento en segundas residencias o, simplemente, hasta el momento no habían tenido la necesidad de disponer de internet en casa. Con la obligación de permanecer dentro, esa necesidad se dispara para sobrellevar mejor las horas de encierro y estar en contacto con los más próximos. De ahí, que se hayan incrementado las altas.

María José lleva bien el trabajo en casa. Cumple su jornada laboral como lo hacía en la plataforma en la que trabaja. De 15.00 a 21.00 horas, se coloca los casos, se sienta frente al equipo y se dispone a responder las dudas de quienes llaman. Asegura que ha notado un cambio generalizado en el tono de quienes están al otro lado del teléfono. «La gente es bastante amable, la mayoría muy empática. Se preocupan por nuestra seguridad y muchos nos dan las gracias», dice. Esto antes no era lo común.

Lo que peor lleva esta berciana afincada en León es la distancia de sus compañeros, haber perdido el contacto personal; en definitiva, «la soledad de estar sola, de no tener interacción social, de no tomar café a diario, de no echarnos unas risas», describe. Eso sí, se siente una «privilegiada» por poder seguir trabajando y mantener su sueldo.