El ex director del HSBC reconoce que gestionó 12 cuentas opacas

Por lo demás, y a pesar de la insistencia de la juez y el fiscal anticorrupción, Vicente González Mota, el inculpado en el caso aseguró que no sabía de la existencia de las otras cuentas ocultas de titulares desconocidos y con los fondos fuera del país, dado que esa función se salía de lo que era al banca de inversión, que era el área del que él era responsable. Según las explicaciones dadas al final de la declaración por los letrados presentes, Pastor señaló que ese tipo de cuentas se tendrían que haber abierto en la sede corporativa del HSBC en España, que controlaba entonces Jaime Galobart, y no en la filial que él gestionaba. En cualquier caso, el ex responsable del HSBC en España advirtió que tampoco conoce la posible relación que puede haber entre ese tipo de cuentas, que podía tener la entidad, y la relación comercial del banco con Gescartera, dado que son dos cosas muy distintas. Sí admitió el imputado que su banco era el encargado de llevar a cabo la creación de una sociedad de inversión (Simcav) en Luxemburgo, operación que sirvió de justificación a Gescartera para eludir el agujero de 27 millones de euros (4.500 millones de pesetas) inicialmente detectado en la agencia por el ex director de supervisión, David Vives. El ex directivo del banco aseguró que la constitución se hizo con una pequeña cantidad de dinero (180.303 euros), pero no pudo completarse porque no le llegó el dinero comprometido para su desarrollo, dinero que después se comprobó que ya no existía, o estaba desaparecido. Ante los certificados de constitución firmados por él que el fiscal le expuso, reconoció que era su firma y que lo hizo aunque no fuera el titular concreto del banco que debía hacerlo, porque en ese tipo de ocasiones sí existían poderes entre los directivos de las tres filiales del HSBC que había para refrendar. El imputado centró toda su defensa en desvincular la actividad y las decisiones que tomaba cada día Gescartera, con el HSBC. Pastor insistió en que la entidad se limitaba a avalar todas las operaciones de compra venta y a liquidarlas con su cliente al final de la jornada, según las instrucciones que recibía.